1La ley de Moisés es sólo una sombra de los bienes futuros y no la realidad misma de las cosas. Por eso es incapaz de hacer perfectos a quienes, todos los años sin falta, se acercan a ofrecer los mismos sacrificios.
sino que me has dotado de un cuerpo.
6Tampoco han sido de tu agrado
los holocaustos y las víctimas expiatorias.
7 Entonces dije:
Aquí vengo yo, oh Dios, para hacer tu voluntad,
como está escrito acerca de mí
en un título del libro.
8En primer lugar dice que no has querido ni han sido de tu agrado las ofrendas, los sacrificios, los holocaustos y las víctimas expiatorias, —cosas todas que se ofrecen de acuerdo con la ley—.
9Y a continuación añade: Aquí vengo yo para hacer tu voluntad, con lo que deroga la primera disposición y confiere validez a la segunda.
10Y al haber cumplido Jesucristo la voluntad de Dios, ofreciendo su propio cuerpo una vez por todas, nosotros hemos quedado consagrados a Dios.
11Cualquier otro sacerdote desempeña cada día su ministerio ofreciendo una y otra vez los mismos sacrificios que son incapaces de borrar definitivamente los pecados.. a Dios.
cuando llegue aquel tiempo —dice el Señor—:
inculcaré mis leyes en su corazón
y las escribiré en su mente.
17Y añade:
No me acordaré más de sus pecados,
ni tampoco de sus iniquidades.
18Ahora bien, donde el perdón de los pecados es un hecho, ya no hay necesidad de ofrendas por el pecado.
Exhortación a la perseverancia19Así pues, hermanos, la muerte de Jesús nos ha dejado vía libre hacia el santuario,, es decir, de su propia humanidad.
21Jesús es, además, el gran sacerdote puesto al frente del pueblo de Dios.
22Acerquémonos, pues, con un corazón sincero y lleno de fe, con una conciencia purificada de toda maldad, con el cuerpo bañado en agua pura.
23Mantengamos fielmente la esperanza que profesamos porque quien ha hecho la promesa es fiel,
24y estimulémonos mutuamente en la práctica del amor y de las buenas obras.
25Que nadie deje de asistir a las reuniones de su iglesia, como algunos tienen por costumbre; al contrario, anímense unos a otros, tanto más cuanto ustedes están viendo que se está acercando el día.
Advertencia contra la apostasía26Porque si después de haber conocido la verdad continuamos pecando intencionadamente, ¿qué otro sacrificio podrá perdonar los pecados?
27Sólo queda la temible espera del juicio y del fuego ardiente que está presto a devorar a los rebeldes.
28Si uno quebranta la ley de Moisés y dos o tres testigos lo confirman, es condenado a muerte sin compasión. y soportaron con alegría que los despojaran de su bienes, seguros como estaban de tener al alcance unos bienes más valiosos y duraderos.
35No pierdan, pues, el ánimo. El premio que les espera es grande.
36Pero es preciso que sean constantes en el cumplimiento de la voluntad de Dios, para que puedan recibir lo prometido..Ha 2,3-5.
39Nosotros, sin embargo, no somos de los que se acobardan y terminan sucumbiendo. Somos gente de fe que buscamos salvarnos.
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