1Un día en que Pedro y Juan fueron al Templo para la oración de media tarde,. Lo llevaban cada día y lo ponían allí para que pidiese limosna a las personas que entraban en el Templo.
7Y, tomándolo de la mano derecha, hizo que se incorporase. Al instante se fortalecieron sus piernas y sus tobillos,
8se puso en pie de un salto y comenzó a andar. Luego entró con ellos en el Templo por su propio pie, saltando y alabando a Dios.Discurso de Pedro en el pórtico del Templo
11Como aquel hombre no se separaba de Pedro y de Juan, todo el pueblo, lleno de asombro, se congregó en tropel alrededor de ellos en el pórtico que llaman “de Salomón”.
12Pedro, al ver esto, habló así al pueblo:
— Israelitas, ¿por qué se sorprendan de este suceso? ¿Por qué nos miran como si hubiera sido nuestro poder o nuestra religiosidad lo que ha hecho andar a este hombre?
13El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha colmado de honor a Jesús, su siervo, a quien, por cierto, ustedes mismos entregaron a las autoridades y rechazaron ante Pilato cuando ya este había decidido ponerlo en libertad., para pedir a cambio la libertad de un asesino. se le han fortalecido las piernas a este hombre que están viendo y que ustedes conocen. La fe en Jesús le ha devuelto totalmente la salud, como pueden comprobar., lo ha enviado primero a ustedes a fin de que se les convierta en bendición y todos y cada uno se aparten del mal.
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