1Cuando Jesús terminó todos estos discursos, dijo a sus discípulos:
2— Como saben, dentro de dos días es la Pascua, y el Hijo del hombre va a ser entregado para que lo crucifiquen.
3Por entonces se reunieron los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo en casa de Caifás, el sumo sacerdote.
4Allí tomaron el acuerdo de tender una trampa a Jesús para prenderlo y darle muerte.
5Dijeron, sin embargo:
— No lo hagamos durante la fiesta, a fin de evitar que se altere el orden público.
Unción de Jesús en Betania(Mc 14,3-9; Jn 12,1-8)6Estaba Jesús en Betania, en casa de un tal Simón, a quien llamaban el leproso,.
13Les aseguro que en cualquier lugar del mundo donde se anuncie la buena noticia, se recordará también a esta mujer y lo que hizo.
Judas traiciona a Jesús(Mc 14,10-11; Lc 22,3-6)14Entonces uno de los doce discípulos, el llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
— ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?
18Jesús les contestó:
— Vayan a la ciudad, a casa de fulano, y denle este recado: “El Maestro dice: Mi hora está cerca y voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”. con los Doce
21y mientras cenaban, dijo:
— Les aseguro que uno de ustedes va a traicionarme.
22Los discípulos, muy tristes, comenzaron a preguntarle uno tras otro:
— ¿Acaso seré yo, Señor?
23Jesús les contestó:
— El que va a traicionarme es uno que come en mi propio plato.
25Judas, el traidor, le preguntó:
— ¿Acaso soy yo, Maestro?
Jesús le contestó:
— Tú lo has dicho.
La cena del Señor(Mc 14,22-25; Lc 22,14-23; 1 Co 11,23-25)26Durante la cena, Jesús tomó pan, bendijo a Dios, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo:
— Tomen, coman: esto es mi cuerpo.
27Tomó luego en sus manos una copa, dio gracias a Dios y la pasó a sus discípulos, diciendo:
— Beban todos de ella,
28porque esto es mi sangre, con la que Dios confirma la alianza, y que va a ser derramada en favor de todos para perdón de los pecados..
Jesús predice la negación de Pedro(Mc 14,27-31; Lc 22,31-34; Jn 13,36-38)31Jesús les dijo entonces:
— Esta noche todos ustedes me abandonarán, porque así lo dicen las Escrituras: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño.
33Pedro le contestó:
— ¡Aunque todos te abandonen, yo no te abandonaré!
34Jesús insistió:
— Te aseguro que esta misma noche, antes de que cante el gallo, tú me habrás negado tres veces.
35Pedro insistió:
— ¡Yo no te negaré, aunque tenga que morir contigo!
Y lo mismo decían los otros discípulos.Jesús ora en Getsemaní(Mc 14,32-42; Lc 22,39-46)
36Llegó Jesús, acompañado de sus discípulos, al lugar llamado Getsemaní, y les dijo:
— Quédense aquí sentados mientras yo voy un poco más allá a orar.
37Se llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentirse afligido y angustiado;
39Se adelantó unos pasos más y, postrándose rostro en tierra, oró así:
— Padre mío, si es posible, aparta de mí esta copa de amargura; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.
40Volvió entonces a donde estaban los discípulos y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
— ¿Ni siquiera han podido velar una hora conmigo?
41Velen y oren para que no desfallezcan en la prueba. Es cierto que tienen buena voluntad, pero les faltan las fuerzas.
42Por segunda vez se alejó de ellos y oró así:
— Padre mío, si no es posible que esta copa de amargura pase sin que yo la beba, hágase lo que tú quieras.
43Regresó de nuevo a donde estaban los discípulos, y volvió a encontrarlos dormidos pues tenían los ojos cargados de sueño.
44Así que los dejó como estaban y, apartándose de ellos, oró por tercera vez con las mismas palabras.
45Cuando volvió, les dijo:
— ¿Aún siguen durmiendo y descansando? Fíjense que ha llegado la hora y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. de ángeles?
54Pero en ese caso, ¿cómo se cumplirían las Escrituras según las cuales las cosas tienen que suceder así?
55Entonces dijo Jesús a aquel tropel de gente:
— ¿Por qué han venido a arrestarme con espadas y garrotes, como si yo fuera un ladrón? Todos los días me sentaba en el Templo para enseñar, y no me han arrestado.
56Pero todo esto sucede para que se cumpla lo que escribieron los profetas.
Y en aquel momento, todos los discípulos de Jesús lo abandonaron y huyeron.Jesús ante el Consejo Supremo(Mc 14,53-65; Lc 22,54-55.63-71; Jn 18,12-14.19-24)
57Los que habían apresado a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se hallaban reunidos los maestros de la ley y los ancianos.
58Pedro, que lo había seguido de lejos hasta la mansión del sumo sacerdote, entró también y se sentó junto a los criados para ver en qué terminaba todo aquello.
59Los jefes de los sacerdotes y el pleno del Consejo Supremo andaban buscando un testimonio falso contra Jesús para condenarlo a muerte.
60Pero no lo encontraban, a pesar de los muchos testigos falsos que comparecían ante ellos. Finalmente comparecieron dos,
62Levantándose entonces el sumo sacerdote, dijo a Jesús:
— ¿No tienes nada que alegar a lo que estos testifican contra ti?
63Pero Jesús permaneció en silencio. Entonces el sumo sacerdote le conminó:
— ¡En nombre del Dios vivo, te exijo que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios!
64Jesús le respondió:
— Tú lo has dicho. Y añadiré que más adelante verán al Hijo del hombre sentado junto al Todopoderoso
y viniendo sobre las nubes del cielo.65Al oír esto, el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras y exclamó:
— ¡Ha blasfemado! ¿Para qué necesitamos más testimonios? ¡Ya han oído su blasfemia!Pedro niega a Jesús(Mc 14,66-72; Lc 22,56-62; Jn 18,15-18.25-27)
69Entre tanto, Pedro estaba sentado fuera, en el patio. Se le acercó una criada, y le dijo:
— Tú eres uno de los que acompañaban a Jesús, el galileo.
70Pedro lo negó delante de todos, diciendo:
— ¡No sé de qué hablas!
71Luego se dirigió hacia la puerta y, cuando salía, lo vio otra criada, que aseguró a los que estaban allí:
— Este también andaba con Jesús de Nazaret.
72Otra vez lo negó Pedro, jurando:
— ¡No sé quién es ese hombre!
73Algo más tarde se acercaron a Pedro unos que estaban allí, y le dijeron:
— Pues no cabe duda de que tú eres de los suyos; el acento mismo te delata.
74Entonces él comenzó a jurar y perjurar:
— ¡No sé quién es ese hombre!
Y al instante cantó un gallo.26,34.
75Pedro se acordó de que Jesús le había dicho: “Antes de que cante el gallo me habrás negado tres veces”. Y saliendo de allí, se echó a llorar amargamente.
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