HECHOS 4 - La Biblia Hispanoamericana (Traducción Interconfesional, versión hispanoamericana)

Pedro y Juan ante el Consejo Supremo

1Aún estaban Pedro y Juan hablando al pueblo, cuando se presentaron allí los sacerdotes, el jefe de la guardia del Templo y los saduceos..

6Estaban presentes Anás, que era sumo sacerdote, Caifás, Juan, Alejandro y todos los miembros de la clase sacerdotal dirigente.

7Hicieron comparecer a Pedro y a Juan, y les preguntaron:

— ¿Con qué poder y en nombre de quién han hecho esto?

8Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió:

— Jefes del pueblo y ancianos:, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios ha resucitado. a quien Dios haya constituido autor de nuestra salvación.

13Cuando vieron la seguridad con que se expresaban Pedro y Juan, que eran hombres sin cultura y sin instrucción, no salían de su asombro. Por una parte, no podían menos de reconocer que Pedro y Juan habían sido compañeros de Jesús;

14por otra, allí estaba de pie, junto a ellos, el hombre que había sido curado. Así que, no sabiendo cómo replicarles,

15les ordenaron salir de la sala del Consejo y se pusieron a deliberar entre ellos:

16— ¿Qué vamos a hacer con estos hombres? Está claro para todos los habitantes de Jerusalén que, efectivamente, se ha realizado un milagro manifiesto por mediación de ellos; es algo que no podemos negar.

17Sin embargo, para evitar que esto siga propagándose entre el pueblo, vamos a advertirles, bajo amenaza, que no hablen más a nadie de tal individuo.

18Así que los llamaron y les prohibieron terminantemente que hablaran de Jesús o enseñaran en su nombre.

19Pero Pedro y Juan les respondieron:

— ¿Les parece justo delante de Dios que los obedezcamos a ustedes antes que a él?

20Por nuestra parte, no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.

21Tras amenazarlos de nuevo, los dejaron libres. La verdad es que no hallaban forma de castigarlos sin enfrentarse con el pueblo, pues todos alababan a Dios por lo ocurrido;

22además, el milagro de la curación se había realizado en un hombre de más de cuarenta años.

Oración unánime de los creyentes

23En cuanto fueron puestos en libertad, Pedro y Juan se reunieron con los suyos y les contaron lo que los jefes de los sacerdotes y los ancianos les habían dicho.

24Al enterarse, todos elevaron unánimes esta oración a Dios:

— Señor nuestro, tú has creado el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos;

y hacen planes inútiles los pueblos?

26 Los reyes de la tierra se han aliado

y los poderosos se han confabulado

en contra del Señor y de su ungido .

27Y realmente es cierto que, en esta ciudad, Pilato y Herodes se confabularon con los extranjeros y el pueblo israelita en contra de Jesús, tu santo servidor y Mesías.

31Apenas terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos y todos quedaron llenos del Espíritu Santo. Así pudieron luego proclamar el mensaje de Dios con plena libertad.Compartir bienes

32El grupo de los creyentes estaba totalmente compenetrado en un mismo sentir y pensar, y ninguno consideraba de su exclusiva propiedad los bienes que poseía, sino que todos los disfrutaban en común..”;

37vendió un terreno de su propiedad, trajo el importe y lo puso a disposición de los apóstoles.

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