1Cuando ya estaban cerca de Caserín, frente a Nínive, dijo Rafael:
2— Tú sabes en qué situación dejamos a tu padre.
3Adelantémonos a tu esposa y preparemos la casa antes que lleguen los demás.
4Se fueron juntos, y Rafael le dijo a Tobías que llevara en sus manos la hiel. El perro los seguía a los dos.
5Ana estaba sentada, fija la mirada en el camino por donde su hijo había de regresar.
6Presintiendo su llegada, dijo al padre:
— ¡Mira, ahí viene tu hijo con su compañero!
7Rafael dijo a Tobías antes de que se acercara a su padre:
— Estoy seguro de que los ojos de tu padre volverán a abrirse.
8Úntaselos con la hiel del pez: la medicina contraerá y hará que desaparezcan las manchas blancas de sus ojos. Tu padre recuperará la vista y verá de nuevo la luz.
9Ana echó a correr y se abrazó al cuello de su hijo, mientras le decía:
— ¡Hijo mío, he vuelto a verte! ¡Ahora ya me puedo morir!
Y rompió a llorar.
14Y añadió:
¡Bendito sea Dios
y bendito sea su gran nombre!
¡Benditos sean todos sus santos ángeles!
¡Que su inmensa grandeza nos proteja
y sus ángeles sean eternamente benditos!
Él me castigó, pero se compadeció de mí
y ahora puedo ver a mi hijo Tobías.
15Tobías entró en la casa lleno de alegría y alabando a Dios en alta voz. Luego informó a su padre del éxito de su viaje: le informó de que había recuperado el dinero, y de que se había casado con Sara, la hija de Ragüel, la cual se había quedado junto a las puertas de Nínive y estaba a punto de llegar.
16Entonces Tobit, muy alegre y bendiciendo a Dios, salió a encontrarse con su nuera en las puertas de Nínive. Al verlo andar y avanzar lleno de vigor, sin que nadie tuviera que llevarlo de la mano, los habitantes de Nínive se quedaban admirados. Y Tobit proclamaba ante ellos que Dios había tenido misericordia de él y le había devuelto la vista.
17Luego se acercó Tobit a Sara, esposa de su hijo Tobías, y la bendijo diciéndole:
— ¡Bienvenida seas, hija mía, y bendito sea tu Dios que te ha traído a nosotros! ¡Bendito sea tu padre, bendito mi hijo Tobías y bendita tú, hija mía! ¡Sé bienvenida a esta tu casa, con bendición y alegría! ¡Entra, hija!
18Aquel fue un día de gran alegría para todos los judíos que vivían en Nínive.
19También acudieron a felicitar a Tobit sus sobrinos Ajicar y Nadab.
Who We AreWhat We EelieveWhat We Do
2025 by iamachristian.org,Inc All rights reserved.