1Un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de su misma tribu; del niño se quedó a poca distancia, para ver qué le sucedía.
Moisés salvado de las aguas5En esto, la hija del faraón bajó a bañarse al río, y mientras sus doncellas la seguían por la orilla, vio la canastilla entre los juncos y ordenó a su sierva que se la trajera.
6Al abrirla, encontró un niño que estaba llorando. Y con lástima exclamó:
— ¡Sin duda es un niño hebreo!
7Entonces, la hermana del niño dijo a la hija del faraón:
— ¿Quieres que vaya a buscarte una nodriza hebrea para que amamante al niño?
8La hija del faraón le respondió:
— Hazlo.
La muchacha fue a buscar a la madre del niño,
9a la que dijo la hija del faraón:
— Encárgate de este niño, críamelo y yo te pagaré.
La mujer se llevó al niño y lo crió.
10Cuando el niño creció, se lo llevó a la hija del faraón, que lo adoptó como hijo suyo, y le puso el nombre de Moisés, diciendo:
— “Yo lo saqué de las aguas”.
Moisés huye de Egipto11Hecho ya un hombre, Moisés salió un día a visitar a sus hermanos y vio sus penalidades. También fue testigo de cómo un egipcio maltrataba a un hebreo, hermano suyo de raza., y allí se sentó junto a un pozo.
16El sacerdote de Madián tenía siete hijas. Vinieron estas a sacar agua y, mientras estaban llenando el abrevadero para dar de beber al rebaño de su padre,
17llegaron unos pastores y las echaron de allí. Entonces Moisés salió en su defensa y abrevó el rebaño.
18Cuando regresaron a casa de su padre Reuel, este les preguntó:
— ¿Cómo es que hoy han regresado tan pronto?
19A lo cual respondieron:
— Un egipcio nos libró de los pastores, sacó agua y abrevó el rebaño.
20Reuel continuó preguntando:
— ¿Y dónde está ese hombre? ¿Cómo han dejado que se marche? Vayan e invítenlo a que se hospede aquí.
21Moisés se quedó a vivir en casa de Reuel, el cual le dio a su hija Séfora por esposa.
22Ella dio a luz un niño y Moisés lo llamó Guersón, porque dijo: “Soy un extranjero en una tierra extraña”.
23Pasado mucho tiempo, el rey de Egipto murió, pero los israelitas seguían esclavizados, quejándose y lamentándose. Desde la esclavitud sus gritos de dolor llegaron hasta Dios
24que, oyendo su gemido, se acordó de la alianza que había hecho con Abrahán, Isaac y Jacob.6,5; Gn 8,1; 12,1-3; 15,13-14.
25Y viendo a los israelitas, tuvo conocimiento del trance por el que estaban pasando.
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