1Algunos días después, Jesús regresó a Cafarnaún. En cuanto se supo que estaba en casa,
2se reunió tanta gente, que no quedaba sitio ni siquiera ante la puerta. Y Jesús les anunciaba su mensaje. por encima de donde él estaba y, a través de la abertura, bajaron la camilla con el paralítico.
5Jesús, viendo la fe de quienes lo llevaban, dijo al paralítico:
— Hijo, tus pecados quedan perdonados.
6Estaban allí sentados unos maestros de la ley, que pensaban para sí mismos:
7“¿Cómo habla así este? ¡Está blasfemando! ¡Solamente Dios puede perdonar pecados!”. tiene autoridad para perdonar pecados en este mundo.
Se volvió al paralítico y le dijo:
11— A ti te hablo: Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa.
12Y él se levantó, recogió al punto su camilla y se fue en presencia de todos. Todos los presentes quedaron asombrados y alabaron a Dios diciendo:
— Nunca habíamos visto cosa semejante.Jesús llama a Leví(Mt 9,9-13; Lc 5,27-32)
13Jesús volvió a la orilla del lago, y toda la gente acudía a él para recibir sus enseñanzas., y le dijo:
— Sígueme.
Leví se levantó y lo siguió. se sentaron también con él y sus discípulos, porque eran muchos los que seguían a Jesús.
19Jesús les contestó:
— ¿Pueden acaso ayunar los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? En tanto tengan a su lado al novio, no tienen por qué ayunar.
20Ya llegará el momento en que les faltará el novio; entonces ayunarán.
21Nadie remienda un vestido viejo con una pieza de tela nueva, porque la tela nueva tira de la vieja, y el roto se hace mayor.
22Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo rompe los odres, y se pierden al mismo tiempo los odres y el vino. A vino nuevo, odres nuevos.Jesús y el sábado(Mt 12,1-8; Lc 6,1-5)
23Un sábado iba Jesús paseando por entre unos sembrados. Los discípulos, según pasaban, se pusieron a arrancar espigas. sumo sacerdote, y comió de los panes de la ofrenda, algo que no estaba permitido comer a nadie, sino solamente a los sacerdotes. Y dio también a los que lo acompañaban.
27Y Jesús añadió:
— Dios hizo el sábado por causa del ser humano, y no al ser humano por causa del sábado.3,4; Ex 20,8-10; Dt 5,12-14; Lc 14,3-5.
28¡El Hijo del hombre es Señor también del sábado!
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