SALMOS 68 - La Biblia Hispanoamericana (Traducción Interconfesional, versión hispanoamericana)

Salmo 68 (67)Tú saliste delante de tu pueblo

1Al maestro del coro. Con instrumentos de cuerda. Salmo. Cántico.

2Dios se pone en acción,

sus enemigos se dispersan,

sus adversarios huyen de su presencia.

3Tú los disipas como se disipa el humo;

como cera que se derrite ante el fuego,

así se desvanecen los malvados ante Dios.

4Pero los justos se alegran y regocijan,

se llenan de gozo ante Dios.

5Canten a Dios, alaben su nombre,

glorifiquen al que cabalga sobre las nubes;

su nombre es el Señor, regocíjense ante él.

6Padre de los huérfanos, defensor de las viudas

es Dios en su santa morada.

7Dios acoge en su casa a los desamparados

y libra a los cautivos entre cantos de júbilo,

mientras los rebeldes habitan en árido yermo.

8Oh Dios, cuando saliste delante de tu pueblo,

cuando marchaste a través del desierto,

10Tú, oh Dios, derramaste una lluvia generosa,

tú reconfortaste a tu agotada heredad.

11Tu grey se estableció en la tierra

que preparaste bondadoso para el pobre.

12Mi Dios ha dado la orden,

un inmenso tropel difunde la noticia.

13Los reyes de los ejércitos huyen,

la mujer de la casa reparte el botín;

14mientras ustedes reposan entre fogones,

se cubren de plata las alas de la paloma

y de un pálido oro su plumaje.

15Cuando el Todopoderoso dispersó a los reyes,

nevaba en el monte Salmón.

16Un monte altísimo es el monte Basán,

un monte escarpado es el monte Basán.

17¿Por qué, montes escarpados, envidian

la montaña que Dios quiso por morada?

El Señor vivirá por siempre en ella.

18Miles y miles son los carros de Dios,

está mi Señor en medio de ellos,

viene desde el Sinaí al santuario.

19Subiste a la altura, tomaste cautivos;

recibiste tributos de los seres humanos,

incluso de los mismos rebeldes,

hasta tener, Señor Dios, una morada.

20Bendito sea mi Señor día tras día,

que Dios nuestro salvador nos sostenga.

21Nuestro Dios es un Dios de salvación,

el Señor Dios puede librarnos de la muerte.

22Sólo Dios rompe la cabeza de sus enemigos,

el cráneo del que camina entre sus crímenes.

23Mi Señor ha dicho: “Los haré volver de Basán,

los haré volver de las profundidades del mar,

24para que hundas tus pies en sangre enemiga

y sea lamida por la lengua de tus perros”.

25Ahí están, oh Dios, tus comitivas,

las comitivas de mi Dios en el santuario:

26van delante los cantores, los músicos detrás,

en medio las doncellas tocando panderos.

27En las asambleas alaben a Dios,

al Señor desde el origen de Israel.

28Allí va el joven Benjamín a la cabeza,

los príncipes de Judá con sus arqueros,

los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.

29Tú, oh Dios, impón tu poder,

el poder con el que nos favoreces.

30A tu Templo en Jerusalén

los reyes te llevan presentes.

31Castiga a la bestia del cañaveral,

a la manada de toros,

a los novillos de los pueblos,

a quienes yacen entre lingotes de plata;

dispersa a los pueblos que fomentan la guerra.

32Y vendrán los magnates desde Egipto,

extenderá Etiopía sus manos hacia Dios.

33Reinos de la tierra, canten a Dios,

tañan instrumentos para el Señor

34que cabalga sobre el alto y eterno cielo.

Él ha alzado su voz, su voz poderosa.

35Reconozcan el poder de Dios:

su grandeza está sobre Israel,

en los cielos está su fuerza.

36Magnífico es Dios desde su santuario,

él es el Dios de Israel

que da poder y fuerza al pueblo.

¡Bendito sea Dios!

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