1 REYES 2 - La Biblia Hispanoamericana (Traducción Interconfesional, versión hispanoamericana)

Testamento y muerte de David

1Sintiéndose próximo a la muerte, David dio a su hijo Salomón estas instrucciones:

2— Yo estoy a punto de morir. Sé fuerte y pórtate con valor. en el trono de Israel”.

5Ya sabes, además, lo que me hizo Joab, el hijo de Seruyá, con los dos jefes del ejército de Israel: Abner, el hijo de Ner, y Amasá, el hijo de Jéter; y cómo los asesinó, derramando sangre de guerra en tiempos de paz y salpicando de sangre inocente su ropa y sus sandalias.

6Actúa como te dicte tu prudencia, pero no lo dejes ir tranquilamente al otro mundo.

7Trata, en cambio, con generosidad a los hijos de Barzilay, el galaadita, e invítalos a tu mesa, pues también ellos me socorrieron cuando huía de tu hermano Absalón..

9Ahora, no lo dejes impune, pues tú eres un hombre sabio y sabrás lo que tienes que hacer con él para mandarlo manchado de sangre al otro mundo.

10David murió y fue enterrado en la ciudad de David.

20y le dijo:

— Quiero pedirte un pequeño favor que, espero, no me negarás.

El rey le respondió:

— Madre, pídelo, que no te lo negaré.

21Ella le dijo:

— Dale a tu hermano Adonías por esposa a Abisag la sunamita.

22Pero el rey Salomón respondió a su madre:

— ¿Cómo es que me pides a Abisag, la sunamita, para Adonías? ¡Podías pedirme también la realeza para él, puesto que es mi hermano mayor y tiene de su parte al sacerdote Abiatar y a Joab, el hijo de Seruyá!

23Luego el rey Salomón juró por el Señor:

— ¡Que Dios me castigue, si a Adonías no le cuesta la vida haber hecho esa petición! , a tus tierras! Estás condenado a muerte, pero hoy no voy a matarte, ya que llevaste el Arca del Señor Dios, delante de mi padre David y lo acompañaste en todas sus desgracias.

27Y Salomón destituyó a Abiatar de su cargo de sacerdote del Señor, cumpliendo la sentencia que el Señor había pronunciado contra la casa de Elí en Siló.

28Cuando le llegó la noticia a Joab, que había apoyado a Adonías, aunque no a Absalón, huyó al santuario del Señor y se refugió al amparo del altar. a Benaías, hijo de Joyadá:

— Ve a matarlo.

30Benaías llegó al santuario del Señor y le dijo:

— El rey te ordena que salgas.

Joab respondió:

— No. Moriré aquí.

Benaías volvió a transmitir al rey la respuesta de Joab

31Entonces el rey le ordenó:

— Haz lo que dice: mátalo y entiérralo. Así nos limpiarás a mí y a la familia de mi padre de la sangre inocente derramada por Joab

32y el Señor le hará responsable de haber matado a dos hombres más justos y mejores que él: Abner, el hijo de Ner, capitán del ejército de Israel, y Amasá, el hijo de Jéter, capitán del ejército de Judá, a quienes asesinó sin que mi padre lo supiese.

33¡Que Joab y sus descendientes sean por siempre responsables de ambas muertes! ¡Y que la paz del Señor acompañe a David, a su descendencia y a su trono!

34Benaías, el hijo de Joyadá, fue a ejecutar a Joab. Lo mató y lo enterró en su propiedad, en el desierto.

35Luego el rey puso a Benaías, el hijo de Joyadá, al frente del ejército, en lugar de Joab; y al sacerdote Sadoc, en lugar de Abiatar.

36Más tarde, el rey mandó llamar a Simeí y le dijo:

— Hazte una casa en Jerusalén y quédate allí sin salir a ningún sitio..

38Simeí respondió al rey:

— Está bien. Tu servidor hará como dice mi señor, el rey.

Simeí estuvo viviendo en Jerusalén mucho tiempo.

39Pero, al cabo de tres años, se le escaparon dos esclavos y se fueron con Aquís, el hijo de Maacá, rey de Gat. Cuando informaron a Simeí de que sus esclavos estaban en Gat,

40él aparejó su burro, marchó a Gat, donde se encontraba Aquís, a buscar a sus esclavos y se los trajo de allí.

41Cuando comunicaron a Salomón que Simeí había ido de Jerusalén a Gat, y que había vuelto,

42mandó llamar a Simeí y le dijo:

— ¿No te hice jurar por el Señor y te advertí que el día que salieses y fueses a cualquier sitio podías tener la seguridad de que morirías irremediablemente, y tú me respondiste que estabas de acuerdo y que te dabas por avisado?

43¿Por qué no has cumplido lo que juraste por el Señor y la orden que te di?

44Y el rey añadió:

— Tú conoces perfectamente todo el daño que hiciste a mi padre David. Por eso el Señor hace recaer ahora tu maldad sobre ti.

45En cambio, el rey Salomón será bendecido y el trono de David permanecerá siempre firme ante el Señor.

46Entonces Salomón dio órdenes a Benaías, el hijo de Joyadá, que salió y lo mató. Y el reino se consolidó en manos de Salomón.

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