1Una dura tarea ha reservado el Señor a los humanos,
un pesado yugo ha impuesto a los mortales:
desde el día en que salen del seno materno
hasta el día que vuelven a la tierra, madre de todos,
2todo son preocupaciones y temores,
ansiedades y espera de la muerte.
3Desde el que ocupa un trono glorioso
hasta el que yace humillado en polvo y ceniza,
4desde el que viste de púrpura y ciñe corona
hasta el que utiliza túnica del más pobre lino,
todos sienten furor y envidia, turbación y angustia,
miedo a morir, resentimientos y discordias.
5Incluso cuando se toma un descanso en la cama,
pesadillas nocturnas agitan su mente;
6apenas si ha descansado un instante,
cuando de repente, como si estuviera despierto,
se siente inmerso en pesadillas
y aterrorizado por sus propias visiones:
7se ve como uno que escapa del campo de batalla
y que se despierta justo en el momento de apuro
maravillándose de su infundado temor.
8Esto vale para todo viviente, sea animal o persona,
pero a los pecadores se les multiplica por siete.Destino de los impíos
9Muertes, homicidios, contiendas y guerras;
calamidades, hambres, quebrantos y plagas:
10todas estas cosas han sido creadas para los impíos,
por causa suya sobrevino el diluvio.
11Lo que de la tierra viene, a la tierra vuelve;
lo que de arriba procede, arriba retorna.
12Desaparecerá el soborno y la injusticia;
la fidelidad, en cambio, permanecerá para siempre.
13Riqueza mal adquirida es como torrente que se seca,
como trueno que retumba entre la lluvia, pero pasa;
14el torrente, al crecer, arrastra las rocas,
pero muy pronto desaparece por completo.
15La estirpe de los impíos no echará muchas ramas,
los malvados no enraizarán en la peña desnuda;
16son cañas que crecen en charcas o a la orilla del río
y que serán arrancadas antes que cualquier otra planta.
Cosas buenas y cosas mejores17La generosidad es como un jardín de bendiciones,
el que socorre al necesitado permanece para siempre.
18Agradable vida la de aquel a quien basta su trabajo,
pero más agradable la de quien encuentra un tesoro.
19Tener hijos y fundar una ciudad dan fama duradera,
mejor que ambas cosas es tener una esposa intachable.
20El vino y la música alegran el corazón,
pero mejor que ambas cosas es amar la sabiduría.
21La flauta y el arpa embellecen el canto,
pero más aún lo embellece una voz agradable.
22La gracia y la hermosura encandilan la mirada,
pero más la encandila el verdor de la campiña.
23Amigo y compañero se apoyan en el momento preciso,
pero más y mejor apoya la esposa al marido.
24Fraternidad y ayuda mutua libran de la adversidad,
pero más que las dos libra la limosna.
25Oro y plata proporcionan seguridad,
pero un buen consejo la proporciona mayor.
26Riqueza y poder confortan el corazón,
pero más aún lo conforta el honrar al Señor;
quien honra al Señor de nada carece,
no necesita buscar ninguna ayuda.
27Honrar al Señor es vivir en jardín de bendiciones,
es gozar de la más grandiosa protección.
No vivir a costa ajena28Hijo mío, no lleves vida de mendigo,
pues es preferible morir a mendigar.
29El que sólo piensa en vivir a costa ajena,
lleva una vida que no merece tal nombre;
se deshonra al alimentarse de manjares ajenos,
cosa que evita el inteligente y el educado.
30Al que no tiene vergüenza, no le importa mendigar,
pero en su interior todo son resquemores.
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