1Pero los israelitas cometieron un gran delito con lo consagrado al exterminio. Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdí, hijo de Céraj, de la tribu de Judá, se quedó con algo de lo consagrado, y el Señor se encolerizó contra los israelitas.
2Josué mandó unos hombres desde Jericó hasta Ay, que está junto a Bet Avén, al oriente de Betel, con este encargo:
— Vayan a explorar la comarca.
Los hombres fueron y exploraron Ay., batiéndolos en la bajada. Entonces el pueblo se desalentó y se sintió desfallecer.
Oración de Josué y respuesta del Señor6Josué se rasgó los vestidos, se postró en adoración delante del Arca del Señor hasta la tarde, y con él los ancianos de Israel; todos esparcieron polvo sobre sus cabezas.
10El Señor respondió a Josué:
— ¡Levántate! ¡Vamos! ¿Por qué permaneces así postrado en tierra?
11Israel ha pecado. Ha violado la alianza que yo había establecido para ellos. Se han quedado con algo de lo consagrado al exterminio; lo han robado y lo han escondido metiéndolo entre su ajuar.Descubrimiento y castigo del culpable
16Josué se levantó de madrugada y mandó que Israel se presentara tribu por tribu, quedando señalada mediante sorteo la tribu de Judá.
17Mandó que se presentaran los clanes de Judá, y el sorteo designó al clan de Céraj. Mandó que se presentara el clan de Céraj por familias, y el sorteo designó a la familia de Zabdí.
18Mandó que se presentara la familia de Zabdí, individuo por individuo, y el sorteo designó a Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdí, hijo de Céraj, de la tribu de Judá.
19Dijo entonces Josué a Acán:
— Hijo mío, da gloria al Señor, Dios de Israel, y ríndele alabanza; confiésame lo que has hecho, no me lo ocultes.
20Acán respondió a Josué:
— Es cierto, yo soy el que ha pecado contra el Señor, Dios de Israel, haciendo lo siguiente:
21vi entre el botín un manto precioso de Senaar, doscientos siclos de plata y un lingote de oro de cincuenta siclos de peso, me gustaron y me quedé con ellos. Están escondidos bajo tierra en medio de mi tienda; la plata está debajo.
22Josué envió unos emisarios, que fueran corriendo a la tienda y, en efecto, todo estaba escondido en la tienda y la plata debajo.
23Lo sacaron de la tienda y lo llevaron ante Josué y ante todos los israelitas, depositándolo delante del Señor.
24Entonces Josué tomó a Acán, hijo de Céraj, con la plata, el manto y el lingote de oro; tomó también a los hijos e hijas de Acán, junto con su buey, su asno, sus ovejas, su tienda y todas sus pertenencias, llevándolo todo al valle de Acor. El pueblo entero acompañaba a Josué.
25Dijo entonces Josué:
— ¿Por qué nos has acarreado la desgracia? Que el Señor descargue sobre ti esa misma desgracia en este día.
Así que los israelitas lo apedrearon
26y levantaron sobre él un gran montón de piedras, que existe todavía hoy. Así se calmó el furor de la cólera del Señor. Por eso aquel lugar se llama todavía hoy valle de Acor.
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