1El ángel del Señor subió de Guilgal a Betel y dijo:
— Yo los saqué de Egipto, los traje a la tierra que había prometido con juramento a sus antepasados y les dije: “No romperé jamás mi alianza con ustedes;
4Apenas el ángel del Señor dijo estas palabras a todos los israelitas, el pueblo se puso a llorar a gritos.. Y ofrecieron allí sacrificios al Señor.
II.— HISTORIAS DE LOS “JUECES” (2,6—16,31)Interpretación religiosa programática6Josué despidió al pueblo, y los israelitas se volvieron cada uno a su heredad para tomar posesión de ella., en la montaña de Efraín, al norte del monte Gaas.
10También aquella generación fue a reunirse con sus antepasados y surgió otra generación que no conocía al Señor ni lo que había hecho por Israel.
11Entonces los israelitas hicieron lo que desagrada al Señor: dieron culto a los Baales;.
14Entonces se encolerizó el Señor contra Israel y los entregó en manos de salteadores que los saqueaban; los dejó a merced de los enemigos de alrededor y no pudieron ya resistir ante ellos.
16Pero entonces el Señor hacía surgir jueces que los ponían a salvo de quienes los saqueaban.
17Sin embargo, tampoco hicieron caso de esos jueces. Dieron culto a otros dioses y se postraron ante ellos. Se desviaban en seguida del camino seguido por sus padres que habían sido dóciles a los mandamientos del Señor y no los imitaban.
18Cuando el Señor les suscitaba jueces, el Señor asistía al juez y, mientras este vivía, estaban a salvo de sus enemigos, porque el Señor se compadecía de los gemidos que proferían ante los que los maltrataban y oprimían.
19Pero en cuanto moría el juez, volvían a corromperse más todavía que sus padres e iban detrás de otros dioses, dándoles culto, postrándose ante ellos y siguiendo en todo las prácticas y la conducta obstinada de sus padres.
20Así que el Señor se encolerizó con el pueblo israelita y dijo:
— Ya que este pueblo ha quebrantado la alianza que sellé con sus antepasados y no ha escuchado mi voz,
21tampoco yo seguiré expulsando ante ellos a ninguno de los pueblos que Josué al morir dejó sin conquistar.
22El Señor quería poner a prueba con esos pueblos a los israelitas, a ver si seguían o no los caminos del Señor, como los habían seguido sus antepasados.
23Por eso el Señor no se metió con aquellos pueblos, y no los expulsó en seguida, ni los entregó en manos de Josué.
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