2 MACABEOS 11 - La Biblia Hispanoamericana (Traducción Interconfesional, versión hispanoamericana)

Lisias derrotado de Jerusalén.

6Cuando el Macabeo y sus tropas se enteraron de que Lisias había sitiado aquella fortaleza, se pusieron todos a suplicar al Señor, entre gemidos y lágrimas, que enviara un ángel bueno para salvar a Israel. soldados de infantería y mil seiscientos jinetes; a todos los demás los hicieron huir.

12La mayor parte de los que lograron salvarse, escaparon heridos y sin armas; el propio Lisias se salvó huyendo vergonzosamente.

Lisias propone la paz a los judíos

13Lisias, que era un hombre inteligente, reflexionó acerca de su derrota y comprendió que los hebreos eran invencibles al tener como aliado al Dios todopoderoso. que Lisias escribió a los judíos estaba redactada en estos términos:

“Lisias saluda al pueblo judío.

17Juan y Absalón, sus delegados, me han entregado la comunicación de ustedes y solicitan que apruebe su contenido.

18Ya he pedido al rey todo lo que era de su competencia, y he concedido lo que era de la mía.

19Por tanto, si siguen mostrando buena voluntad respecto de los intereses del Estado, yo procuraré favorecerlos de aquí en adelante.

20En lo referente a cuestiones de detalle, he dado orden a sus delegados y a los míos que se pongan de acuerdo con ustedes.

21Que les vaya bien. El día veinticuatro del mes de Dióscoro del año ciento cuarenta y ocho”.

22La carta del rey a Lisias decía lo siguiente:

“El rey Antíoco saluda a su hermano Lisias.

23Ahora que nuestro padre ha sido trasladado a los dioses, deseo que los súbditos de nuestro reino vivan tranquilamente, cada cual dedicado a sus asuntos personales.

24Pero hemos oído decir que los judíos se niegan a adoptar las costumbres helénicas, como quería nuestro padre, y que prefieren conservar las suyas. Además nos han pedido que se les permita vivir de acuerdo con sus propias leyes.

25Con el deseo, pues, de que también esa nación goce de tranquilidad, hemos ordenado que se les restituya el Templo y que gobiernen su vida según las costumbres de sus antepasados.

26Por tanto, harás correctamente si les envías una embajada de paz, para que al conocer nuestra decisión estén tranquilos y se dediquen con buen ánimo a sus negocios”.

27La carta del rey a los judíos decía:

“El rey Antíoco saluda al Consejo de Ancianos y a todos los judíos.

28Nuestro deseo es que se encuentren bien de salud, como lo estamos también nosotros.

29Menelao ha puesto en nuestro conocimiento que ustedes quieren regresar a sus hogares;

30pues bien, a cuantos se pongan en camino antes del día treinta del mes de Xántico se les garantiza la impunidad.

31Los judíos podrán vivir prestando obediencia a sus leyes lo mismo que antes, sobre todo en lo que se refiere a los alimentos. Ninguno de ellos será molestado a causa de faltas cometidas por ignorancia.

32Les he enviado además a Menelao, para que les garantice su tranquilidad.

33Que les vaya bien. El día quince del mes de Xántico del año ciento cuarenta y ocho”.

34Los romanos enviaron también una carta a los judíos, en la que decían:

“Quinto Memmio y Tito Manio, legados romanos, saludan al pueblo judío.

35A todo cuanto les ha otorgado Lisias, pariente del rey, damos nosotros nuestra aprobación.

36Pero para aquello que Lisias creyó necesario someter al juicio del rey, usteden deben enviarnos lo antes posible una persona autorizada, para que nosotros veamos lo que más les conviene, porque vamos a ir a Antioquía.

37Mándennos, pues, a algunos en seguida para que nos informen sobre su punto de vista.

38Que les vaya bien. El día quince del mes de Xántico del año ciento cuarenta y ocho”.

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