1Entonces toda la comunidad comenzó a lamentarse a gritos y el pueblo pasó toda la noche llorando.
10Pero la comunidad seguía amenazando con apedrearlos. Fue entonces cuando la gloria del Señor se manifestó en la Tienda del encuentro a todos los israelitas.
11Y el Señor dijo a Moisés:
— ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo seguirán sin creer en mí a pesar de todas las señales que he hecho en medio de ellos?
12¡Déjame que los hiera con la peste y los destruya! ¡Déjame que haga de ti una nación más grande y más fuerte que ellos!
13Pero Moisés respondió al Señor:
— Si actúas así, se enterarán los egipcios —de donde sacaste a este pueblo con tu poder— durante el día, y una columna de fuego durante la noche. la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación”. y por mi gloria, que llena toda la tierra, diferente y permaneció leal a mí, lo llevaré a la tierra que ya recorrió y que su descendencia poseerá.
25Y como los amalecitas y los cananeos habitan en el valle, den media vuelta y mañana mismo partan para el desierto, camino del mar de las Cañas.
26El Señor se dirigió a Moisés y a Aarón y les dijo:
27— He oído las murmuraciones de los israelitas que se quejan de mí. ¿Por cuánto tiempo más murmurará contra mí esta depravada comunidad?
28Diles, por tanto: “Esto es lo que dice el Señor: Juro por mi vida que los trataré conforme a sus murmuraciones.
29En este desierto caerán sus cadáveres. De todos los que fueron censados de entre ustedes, mayores de veinte años y que han murmurado contra mí,
30ninguno entrará en la tierra en la que juré solemnemente establecerlos; con la única excepción de Caleb, hijo de Jefuné, y de Josué, hijo de Nun.
31A los hijos pequeños de ustedes, de quienes dijeron que serían botín del enemigo, sí les permitiré entrar; ellos conocerán la tierra que ustedes han rechazado.
32Así pues, los cadáveres de ustedes caerán en este desierto
33y sus hijos vagarán por él como nómadas durante cuarenta años, sufriendo el castigo de la infidelidad de ustedes, hasta que el último de ustedes se consuma en el desierto.
34Cargarán con las consecuencias de su culpa durante cuarenta años, conforme al número de los cuarenta días que estuvieron explorando la tierra, un año por cada día; así sabrán lo que significa enfrentarse a mí”.
35Yo, el Señor, he hablado; así trataré a toda esta multitud perversa que se ha confabulado contra mí: en este desierto serán aniquilados.
36En cuanto a los hombres que Moisés envió a explorar la tierra y que al volver incitaron a toda la comunidad a murmurar contra él, desacreditando aquella tierra
37y dando falsos informes sobre ella, todos ellos perecieron fulminados ante el Señor.
38Sólo Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefuné, sobrevivieron.
Derrota en Jormá39Cuando Moisés transmitió estas cosas a todos los israelitas, el pueblo se afligió mucho., diciendo:
— Estamos dispuestos a subir al lugar del que nos ha hablado el Señor; porque verdaderamente hemos incurrido en pecado.
41Pero Moisés les dijo:
— ¿Por qué van a quebrantar el mandamiento del Señor? Eso no les saldrá bien.
42No suban, pues el Señor no está con ustedes y serían derrotados por sus enemigos.
43Los amalecitas y los cananeos les harán frente y ustedes morirán a espada porque han rehusado seguir al Señor y, por tanto, el Señor no estará con ustedes.
44Subieron, sin embargo, desafiantes a la cima del monte, aunque ni el Arca de la alianza del Señor ni Moisés se movieron de en medio del campamento.
45Y los amalecitas y los cananeos, que habitaban en aquella montaña, descendieron, los atacaron y los derrotaron, persiguiéndolos hasta Jormá.
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