1Al amanecer el nuevo día, los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo tomaron el acuerdo de matar a Jesús., el gobernador.
Muerte de Judas(Hch 1,18-19)3Entre tanto, Judas, el que lo había entregado, al ver que habían condenado a Jesús, se llenó de remordimientos y fue a devolver las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos .
Pilato interroga a Jesús(Mc 15,1-5; Lc 23,3-5; Jn 18,33)11Jesús compareció ante el gobernador, el cual le preguntó:
— ¿Eres tú el rey de los judíos?
Jesús le contestó:
— Tú lo dices.
12Y ya no habló más, a pesar de que los sacerdotes y los ancianos no dejaban de acusarlo.
13Pilato le preguntó:
— ¿No oyes lo que estos están testificando contra ti?
14Pero Jesús no le contestó ni una palabra, de manera que el gobernador se quedó muy extrañado.
Jesús sentenciado a muerte(Mc 15,6-15; Lc 23,13-25; Jn 18,39-40; 19,1.4-16)15En la fiesta de la Pascua, el gobernador romano solía conceder la libertad a un preso, el que la gente escogía.
16Tenía en aquel momento un preso famoso, llamado Jesús Barrabás.
17Viendo reunido al pueblo, Pilato preguntó:
— ¿A quién quieren ustedes que ponga en libertad: a Jesús Barrabás o a ese Jesús a quien llaman Mesías?
18Y es que sabía que a Jesús lo habían entregado por envidia.
19Mientras el gobernador estaba sentado en el tribunal, su esposa le envió este recado: “Ese hombre es inocente. No te hagas responsable de lo que le suceda. Esta noche he tenido pesadillas horribles por causa suya”.
20Pero los jefes de los sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente para que pidiera la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.
21El gobernador volvió a preguntar:
— ¿A cuál de estos dos quieren que conceda la libertad?
Ellos contestaron:
— ¡A Barrabás!
22Pilato les dijo:
— ¿Y qué quieren que haga con Jesús, a quien llaman Mesías?
Todos contestaron:
— ¡Crucifícalo!
23Insistió Pilato:
— ¿Cuál es su delito?
Pero ellos gritaban cada vez con más fuerza:
— ¡Crucifícalo!
24Pilato, al ver que nada adelantaba sino que el alboroto crecía por momentos, mandó que le trajeran agua y se lavó las manos en presencia de todos, proclamando:
— ¡Yo no me hago responsable de la muerte de este hombre! ¡Allá ustedes!
25Y todo el pueblo a una respondió:
— ¡De su muerte nos hacemos responsables nosotros y nuestros hijos!
26Entonces Pilato ordenó que pusieran en libertad a Barrabás, y les entregó a Jesús para que lo azotaran y lo crucificaran.
Los soldados se burlan de Jesús(Mc 15,16-20; Jn 19,2-3)27Acto seguido, los soldados del gobernador introdujeron a Jesús en el palacio y, después de reunir toda la tropa a su alrededor,
28le quitaron sus ropas y le echaron un manto de color rojo sobre los hombros;
29le pusieron en la cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha. Después, hincándose de rodillas delante de él, le hacían burla, gritando:
— ¡Viva el rey de los judíos!
30Y lo escupían y lo golpeaban con la caña en la cabeza..
Jesús es crucificado(Mc 15,21-32; Lc 23,26-43; Jn 19.17-27)32Cuando salían, encontraron a un tal Simón, natural de Cirene, y lo obligaron a cargar con la cruz de Jesús.
33Llegados al lugar llamado Gólgota (o sea, lugar de la Calavera),
34ofrecieron a Jesús vino mezclado con hiel; pero él, después de probarlo, no quiso beberlo.
35Los que lo habían crucificado se repartieron sus ropas echándolas a suertes
,, uno a su derecha y el otro a su izquierda.39Los que pasaban lo insultaban
41De igual manera, los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos se burlaban de él diciendo:
42— Ha salvado a otros, pero no puede salvarse a sí mismo. Que baje ahora mismo de la cruz ese rey de Israel y creeremos en él.
44Hasta los ladrones que estaban crucificados junto a él lo llenaban de insultos.
Muerte de Jesús(Mc 15,33-41; Lc 23,44-49; Jn 19,28-30)45Desde el mediodía, toda la tierra quedó sumida en oscuridad hasta las tres de la tarde.?, es decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.
47Lo oyeron algunos de los que estaban allí y comentaron:
— Está llamando a Elías.
48Al punto, uno de ellos fue corriendo a buscar una esponja, la empapó en vinagre y sirviéndose de una caña se la acercó a Jesús para que bebiera. se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló y las rocas se resquebrajaron;
55Había también allí muchas mujeres contemplándolo todo de lejos. Eran las que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo.
56Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
Jesús es sepultado(Mc 13,42-47; Lc 23,50-56; Jn 19,38-42)57Al atardecer llegó un hombre rico llamado José, natural de Arimatea, que se contaba también entre los seguidores de Jesús.
58Este hombre se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que se lo entregaran, estaban allí sentadas frente al sepulcro.
El sepulcro bajo custodia62A la mañana siguiente, cuando ya había pasado el día de preparación, los jefes de los sacerdotes y los fariseos fueron juntos a ver a Pilato,
63y le dijeron:
— Señor, nos hemos acordado de que aquel embaucador, cuando aún vivía, afirmó que iba a resucitar al tercer día.12,40; 16,21 y par.; 17,23 y par.; 20,19 y par.; Lc 24,7.
64Por eso debes ordenar que se asegure el sepulcro hasta que haya pasado el tercer día, no sea que sus seguidores vayan y roben el cuerpo, y luego digan al pueblo que ha resucitado. De donde el último engaño resultaría más grave que el primero.
65Pilato les contestó:
— Ahí tienen un piquete de soldados; vayan ustedes mismos y aseguren el sepulcro como mejor les parezca.
66Ellos fueron y aseguraron el sepulcro. Sellaron la piedra que lo cerraba y dejaron allí el piquete de soldados.
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