1¿Querrá todo esto decir que debemos seguir pecando para que se desborde la gracia?
2¡De ningún modo! Quienes hemos muerto al pecado, ¿cómo vamos a seguir viviendo sometidos a él?
3¿No saben ustedes que, al ser vinculados a Cristo por el bautismo, fuimos vinculados también a su muerte?, es preciso que también nosotros emprendamos una vida nueva., también su resurrección.; en lo que se refiere a su vivir, vive para Dios.
11Igualmente ustedes, consideren que han muerto al pecado y viven para Dios en unión con Cristo Jesús.
12Que no los siga dominando el pecado; aunque el cuerpo sea mortal, no se sometan a sus apetencias,
13ni se conviertan en instrumentos del mal al servicio del pecado. Preséntense, más bien, ante Dios como lo que son: muertos retornados a la vida, y hagan de sus cuerpos instrumentos del bien al servicio de Dios.
14No se dejen dominar por el pecado, ya que no están bajo el yugo de la ley, sino bajo la acción de la gracia.Libres del pecado
15Entonces, ¿qué? Porque ya no estemos bajo el yugo de la ley, sino bajo la acción de la gracia, ¿habremos de pecar sin miramientos? ¡De ningún modo!
16Saben de sobra que, si se ponen al servicio de alguien dispuestos a obedecerle, se convierten en sus esclavos: esclavos del pecado que los llevará a la muerte, o bien esclavos de la obediencia a Dios que los restablecerá en su amistad.
17Gracias a Dios, ustedes, que eran en otro tiempo esclavos del pecado, se han sometido de todo corazón al modelo de enseñanza que les ha sido transmitido.
18Liberados del pecado, se han puesto al servicio del bien.
19Les estoy hablando con un lenguaje corriente en atención a la debilidad de su condición humana. Así pues, lo mismo que en otro tiempo se hicieron esclavos del vicio y la maldad enfangándose en el mal, háganse ahora esclavos del bien, consagrándose a Dios.
20Cuando ustedes eran esclavos del pecado, no se consideraban obligados a practicar el bien.
21¿Y cuál fue el resultado? Vergüenza les da a ustedes decirlo, porque todo desembocó en la muerte.
22Pero ahora han sido liberados del pecado, son siervos de Dios, han sido consagrados a él y tienen como meta la vida eterna.
23Porque el salario del pecado es la muerte, mientras que el don que Dios nos hace es la vida eterna por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro.
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