1Los de Israel habían hecho este juramento en Mispá:
— Ninguno de nosotros dará su hija en matrimonio a Benjamín.
2El pueblo fue a Betel y allí permaneció hasta la tarde delante de Dios, llorando y suplicando con grandes gemidos. había acudido al campamento, a la asamblea.
9Se hizo el recuento de la gente y no estaba ninguno de los habitantes de Jabés de Galaad.
10Entonces la comunidad escogió a doce mil hombres valientes y les dio esta orden:
— Vayan y pasen a cuchillo a los habitantes de Jabés de Galaad, incluidas las mujeres y los niños.
11Esto es lo que han de hacer: consagrarán al exterminio a todo varón y a toda mujer que no sea virgen, pero dejarán con vida a las doncellas.
Así lo hicieron.
12Encontraron entre los habitantes de Jabés de Galaad cuatrocientas muchachas vírgenes que no habían tenido relaciones sexuales con varón y las llevaron al campamento de Siló, en el país de Canaán.
13Toda la comunidad mandó emisarios a los benjaminitas que estaban en la Peña de Rimón para hacer las paces.
14Regresaron entonces los benjaminitas. Y les dieron las mujeres de Jabés de Galaad que habían quedado con vida. Pero no hubo bastantes para todos.
Rapto de las muchachas de Siló15El pueblo se compadeció de Benjamín, porque el Señor había dejado un vacío en las tribus de Israel.
16Decían los ancianos de la comunidad:
— ¿Qué podríamos hacer para proporcionar mujeres a los que aún quedan, pues las mujeres de Benjamín han sido exterminadas?
17Y añadían:
— ¿Cómo conservar un resto de Benjamín para que no sea borrada una tribu de Israel?
18Porque nosotros no podemos darles nuestras hijas en matrimonio. (Los israelitas, en efecto, habían pronunciado este juramento: “Maldito el que dé mujer a Benjamín”).
19Entonces se dijeron:
— En estos días tiene lugar la fiesta del Señor, la que se celebra todos los años en Siló. (Esta ciudad está al norte de Betel, en la parte oriental del camino que sube de Betel a Siquén y al sur de Leboná.)
20Así que dieron estas instrucciones a los benjaminitas:
— Vayan y escóndanse entre las viñas.
21Y estén alerta. Cuando las muchachas de Siló salgan para danzar en corro, salgan ustedes de las viñas y rapten cada uno una mujer de entre las muchachas de Siló y váyanse a tierra de Benjamín.”. Y tampoco puede decirse que se las han dado ustedes, porque en ese caso ustedes serían culpables.
23Así lo hicieron los benjaminitas: raptaron tantas danzarinas como eran ellos; luego se fueron, regresaron cada uno a su heredad, reconstruyeron las ciudades y se establecieron en ellas.
24Por su parte, los israelitas se marcharon de allí cada uno a su tribu, a su clan y a su heredad.
25Porque era un tiempo en que no había rey en Israel y cada uno hacía lo que le venía en gana.
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