1Tiempo hubo en que las culpas y pecados de todos ustedes los mantenían en estado de muerte., de ese espíritu que al presente actúa con eficacia entre quienes se hallan en rebeldía contra Dios., obedientes a esos desordenados impulsos del instinto y de la imaginación, y destinados por nuestra condición a experimentar, como los demás, la ira de Dios.
4Pero la piedad de Dios es grande, e inmenso su amor hacia nosotros.Paz y unidad en Cristo
11Recuerden, pues, que ustedes, paganos en otro tiempo por nacimiento y considerados incircuncisos por los llamados circuncisos —esos que llevan en su cuerpo una marca hecha por manos humanas—, sin derecho a la ciudadanía de Israel, ajenos a las alianzas portadoras de la promesa, sin esperanza y sin Dios en medio del mundo.
14Cristo es nuestra paz. Él ha hecho de ambos pueblos uno solo; él ha derribado el muro de odio que los separaba;
19Ya no son, por tanto, extranjeros o advenedizos. Son conciudadanos de un pueblo consagrado, son familia de Dios,. Y Cristo Jesús es la piedra angular1 Co 3,9-11; Ap 21,14; Is 28,16; Rm 9,33; 1 Co 3,11.
21en la que todo el edificio queda ensamblado y va creciendo hasta convertirse en templo consagrado al Señor,4,16; 1 Co 3,1; 2 Co 6,16; 1 Pe 2,4-5.
22en el que también ustedes se van integrando hasta llegar a ser, por medio del Espíritu, casa en la que habita Dios.
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