JUECES 3 - La Biblia Hispanoamericana (Traducción Interconfesional, versión hispanoamericana)

1Estos son los pueblos que el Señor dejó para poner a prueba con ellos a los israelitas que no habían conocido ninguna de las guerras de Canaán que vivían en la montaña del Líbano, desde el monte de Baal Hermón hasta el Paso de Jamat..

8Entonces se encolerizó el Señor contra Israel y los dejó a merced de Cusán Risatáin, rey de Edom, que tuvo sometidos a los israelitas durante ocho años.

9Los israelitas suplicaron al Señor y el Señor les concedió un libertador que los salvó: Otoniel, hijo de Quenaz y hermano menor de Caleb. de Israel y salió a la guerra. Y el Señor puso en sus manos a Cusán Risatáin, rey de Edom, y triunfó sobre Cusán Risatáin.Ejud

12Volvieron los israelitas a hacer lo que desagrada al Señor; y el Señor aumentó el poder de Eglón, rey de Moab, sobre Israel, porque hacían lo que desagrada al Señor.

13Los amonitas y los amalecitas hicieron causa común con Eglón que salió y derrotó a Israel apoderándose de la ciudad de las Palmeras., en la región de Guilgal, y dijo:

— Tengo un mensaje secreto para ti, ¡oh rey!

El rey ordenó:

— ¡Que nos dejen solos!

Y salieron de su presencia todos los que estaban con él.

20Ejud se le acercó. El rey estaba sentado tomando el fresco en su galería particular. Ejud le dijo:

— Tengo una palabra de Dios para ti.

El rey se levantó de su silla,

21momento en que Ejud agarró con su mano izquierda el puñal que llevaba en su muslo derecho y se lo hundió en la barriga.

22Tras la hoja entró también la empuñadura y la grasa se cerró sobre el puñal, pues Ejud no le sacó el puñal del vientre. Luego saltó por la ventana,

23llegó al portal, cerró las puertas de la galería y echó el cerrojo.

24Cuando él salía los criados entraban. Al ver que las puertas de la galería tenían echado el cerrojo, se dijeron:

— Sin duda estará haciendo sus necesidades en el aposento de la galería de verano.

25Y se quedaron esperando. Hasta que desconcertados porque nadie abría las puertas de la galería, se hicieron con una llave y abrieron. Su amo yacía en tierra, muerto.

26Mientras ellos esperaban, Ejud huyó, rebasando Los Ídolos y poniéndose a salvo en Seirá.

27En cuanto llegó, tocó el cuerno de guerra en la montaña de Efraín. Los israelitas bajaron de la montaña con Ejud que se puso al frente de ellos

28y les dijo:

— Síganme, porque el Señor les ha entregado a Moab, su enemigo.

Fueron con él, cortaron a Moab los vados del Jordán y no dejaron pasar a nadie.

29Derrotaron en aquella ocasión a los de Moab, que eran unos diez mil hombres, todos fuertes y valientes; no escapó ni uno.

30Aquel día Moab quedó sometido a Israel, y el país gozó de paz ochenta años.

Sangar

31Después de Ejud vino Sangar, hijo de Anat. Derrotó a los filisteos, que eran seiscientos hombres, valiéndose de una aguijada para conducir bueyes. También él salvó a Israel.

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