ESTER 3 - La Biblia Hispanoamericana (Traducción Interconfesional, versión hispanoamericana)

II.— PROYECTO DE AMÁN PARA EXTERMINAR A LOS JUDÍOS (3—5)Mardoqueo y Amán

1Algún tiempo después, el rey Asuero elevó a un alto cargo a Amán, hijo de Hamdatá, de la región de Agag, dándole preeminencia sobre el resto de los oficiales como él.

2A su paso, todos los servidores del palacio se arrodillaban e inclinaban la cabeza ante él, porque así lo había ordenado el rey. Pero Mardoqueo no se arrodillaba ni inclinaba la cabeza a su paso.

3Entonces los guardias reales que custodiaban la puerta del palacio le preguntaron a Mardoqueo:

— Y tú, ¿por qué desobedeces el mandato real?

4Y como todos los días le preguntaban lo mismo, y él no les hacía caso, lo denunciaron a Amán, para ver si valían sus excusas, pues les había declarado que era judío.

5Al comprobar Amán que Mardoqueo no se arrodillaba ni inclinaba la cabeza a su paso, montó en cólera.. de plata a la hacienda real para realizar esta labor.

10Entonces el rey se quitó el anillo y se lo dio a Amán, hijo de Hamdatá, de la región de Agag, enemigo de los judíos, fueron convocados los secretarios reales. Estos redactaron en la escritura de cada provincia y en la lengua de cada pueblo, todo lo que Amán ordenaba a los sátrapas reales, a los gobernadores de cada una de las provincias y a los jefes de cada pueblo. Todo se escribió en nombre del rey Asuero y se selló con el anillo real.

13Luego, los mensajeros llevaron estos documentos a todas las provincias del reino con la orden de destruir, matar y exterminar en un solo día, el día trece del duodécimo mes, es decir el mes de Adar, a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, y de apoderarse de todos sus bienes

14El texto de este edicto debía ser promulgado como ley en todas las provincias y en todos los pueblos a fin de que estuvieran preparados para ese día.

15Los mensajeros partieron de inmediato con la orden real. El edicto se hizo público también en la ciudadela de Susa. Y mientras el rey y Amán se dedicaban a banquetear, en la ciudad de Susa reinaba la consternación.

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