JOSUÉ 22 - La Biblia Hispanoamericana (Traducción Interconfesional, versión hispanoamericana)

III.— EPÍLOGOS (22,1—24,28)Las tribus de Transjordania regresan a su territorio

1Josué convocó a las tribus de Rubén y de Gad y a la media tribu de Manasés,, a la tierra que Moisés, siervo del Señor, les dio en propiedad al otro lado del Jordán.

5Únicamente pongan cuidado en cumplir los mandamientos y la ley que les dio Moisés, siervo del Señor, amando al Señor, su Dios, siguiendo todos sus caminos, guardando sus mandamientos, permaneciendo unidos a él y sirviéndole con todo su corazón y con toda su alma.

6Josué los bendijo y los despidió, y ellos se fueron a sus tiendas.

7Moisés había dado a media tribu de Manasés la parte de heredad que le correspondía en la región de Basán; a la otra media se la dio Josué entre sus hermanos, en la Cisjordania. Al mandarlos a sus tiendas, Josué les dio la bendición a orillas del Jordán, un altar monumental.

11Al enterarse los israelitas de que los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés habían erigido un altar frente al país de Canaán y junto al círculo de piedras que está a orillas del Jordán, en territorio israelita,

12toda la comunidad se reunió en Siló para hacerles la guerra.

13Al efecto, los israelitas enviaron al país de Galaad, donde estaban los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, al sacerdote Finés, hijo de Eleazar,, vengan al territorio que constituye sin lugar a dudas la heredad del Señor, donde él ha establecido su morada, y adquieran una heredad en medio de nosotros. Pero no se rebelen contra el Señor, ni nos hagan cómplices de su rebeldía al construirse un altar distinto del altar del Señor nuestro Dios.

20¿No violó Acán, hijo de Zéraj, la ley de lo consagrado al exterminio y la cólera divina se desató contra toda la comunidad de Israel, a pesar de que sólo él había pecado? ¿Y no murió él también por su crimen?”.

21Los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés respondieron a los jefes de los clanes de Israel:

22— El Dios de los dioses, el Señor, lo sabe bien, y debe saberlo también Israel. Si nos hemos rebelado contra el Señor o le hemos sido infieles, que no nos perdone hoy., que el Señor nos pida cuentas.

24Pero no ha sido así. Lo hemos hecho preocupados por si el día de mañana sus descendientes pudieran decir a los nuestros: “¿Qué tienen que ver ustedes con el Señor, el Dios de Israel?

25Entre nosotros y ustedes —rubenitas y gaditas— el Señor ha puesto la frontera del Jordán. Ustedes no tienen parte con el Señor”. De esta manera, sus descendientes harían que los nuestros dejaran de respetar al Señor.Se restablece la concordia

30Cuando el sacerdote Finés, los jefes de la comunidad y los notables de los clanes israelitas que lo acompañaban, oyeron la explicación ofrecida por los rubenitas, los gaditas y los de la media tribu de Manasés, se dieron por satisfechos.

31Y el sacerdote Finés, hijo de Eleazar, dijo a rubenitas, gaditas y manasitas:

— Ahora reconocemos que el Señor está en medio de nosotros, pues ustedes no le han sido infieles y así han librado a los israelitas de ser castigados por el Señor.

32El sacerdote Finés, hijo de Eleazar, y los jefes de la comunidad, se despidieron de los rubenitas y de los gaditas, regresando del país de Galaad al de Canaán e informando a los israelitas de lo ocurrido.

33El informe dejó satisfechos a los israelitas que dieron gracias a Dios y no hablaron más de atacar y devastar el territorio habitado por los rubenitas y los gaditas.

34Estos, a su vez, llamaron al altar “Testigo”, porque se dijeron: “Será testigo entre nosotros de que el Señor es Dios”.

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