1Jesús, por su parte, se fue al monte de los Olivos., esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
5En la ley nos manda Moisés que demos muerte a pedradas a tales mujeres. Tú, ¿qué dices?
6Le plantearon la cuestión para ponerlo a prueba y encontrar así un motivo de acusación contra él. Jesús se inclinó y se puso a escribir con el dedo en el suelo.
8Dicho esto, se inclinó de nuevo y siguió escribiendo en el suelo.
9Oír las palabras de Jesús y escabullirse uno tras otro, comenzando por los más viejos, todo fue uno. Jesús se quedó solo, con la mujer allí en medio.
10Se incorporó y le preguntó:
— Mujer, ¿dónde están todos esos? ¿Ninguno te condenó?
11Ella le contestó:
— Ninguno, Señor.
Jesús le dijo:
— Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no vuelvas a pecar.]Jesús, luz del mundo
12Jesús se dirigió de nuevo a los judíos y les dijo:
— Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
13Los fariseos le replicaron:
— Estás declarando como testigo en tu propia causa; por tanto, tu testimonio carece de valor.
14Jesús les contestó:
— Aun cuando yo testifique a mi favor, mi testimonio es válido, porque sé de dónde vengo y a dónde voy. Ustedes, en cambio, no saben ni de dónde vengo ni a dónde voy.. Yo no quiero juzgar a nadie
19Ellos le preguntaron:
— ¿Dónde está tu padre?
Contestó Jesús:
— Ustedes ni me conocen a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre.
20Jesús hizo estas manifestaciones cuando estaba enseñando en el Templo, en el lugar donde se encontraban los cofres de las ofrendas. Pero nadie se atrevió a echarle mano porque todavía no había llegado su hora.No pueden ir a donde yo voy
21Jesús volvió a decirles:
— Yo me voy. Ustedes me buscarán, pero morirán en su pecado; y a donde yo voy, ustedes no pueden ir.
22Los judíos comentaban entre sí:
— ¿Pensará suicidarse, y por eso dice: “A donde yo voy ustedes no pueden ir”?
23Jesús aclaró:
— Ustedes pertenecen a este mundo de abajo; yo pertenezco al de arriba. Ustedes son de este mundo; yo no.
24Por eso les he dicho que morirán en sus pecados. Porque si no creen que “yo soy”, morirán en sus pecados.
25Los judíos le preguntaron entonces:
— Pero ¿quién eres tú?
Jesús les respondió:
— ¿No es eso lo que les vengo diciendo desde el principio?
26Tengo muchas cosas que decir de ustedes, y muchas que condenar. Pero lo que digo al mundo es lo que oí al que me envió, y él dice la verdad.
27Ellos no cayeron en la cuenta de que les estaba hablando del Padre;
28así que Jesús añadió:
— Cuando ustedes levanten en alto al Hijo del hombre, entonces reconocerán que “yo soy” y que no hago nada por mi propia cuenta; lo que aprendí del Padre, eso enseño.
30Al oírlo hablar así, muchos creyeron en él.La verdad que libera
31Dirigiéndose a los judíos que habían creído en él, dijo Jesús:
— Si se mantienen fieles a mi mensaje, serán verdaderamente mis discípulos,
33Ellos le replicaron:
— Nosotros somos descendientes de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie; ¿qué significa eso de que “seremos libres”?
34— Yo les aseguro —les contestó Jesús— que todo el que comete pecado es esclavo del pecado.. Nuestro padre es únicamente Dios.
42Jesús les dijo:
— Si Dios fuera el Padre de ustedes, me amarían a mí, porque yo he venido de Dios y aquí estoy. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me ha enviado.
43Si no entienden lo que yo digo, es porque no quieren aceptar mi mensaje.
44El padre de ustedes es el diablo e intentan complacerle en sus deseos. Él fue un asesino desde el principio y no se mantuvo en la verdad. Por eso no tiene nada que ver con la verdad. Cuando miente, habla de lo que tiene dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira. y que tienes un demonio dentro.
49Jesús respondió:
— Yo no tengo ningún demonio; lo que hago es honrar a mi Padre; ustedes, en cambio, me deshonran a mí.
50Yo no vivo preocupado por mi propio honor. Hay uno que se preocupa de eso, y a él le corresponde juzgar.
52Al oír esto, los judíos le dijeron:
— Ahora estamos seguros de que estás endemoniado. Abrahán murió, los profetas murieron, ¿y tú dices que quien acepta tu mensaje jamás morirá?
53¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abrahán? Tanto él como los profetas murieron. ¿Por quién te tienes tú?
54Jesús respondió:
— Si yo me alabara a mí mismo, mi alabanza carecería de valor. Pero el que me alaba es mi Padre; el mismo de quien ustedes dicen que es su Dios.
55En realidad no lo conocen; yo, en cambio, lo conozco, y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y cumplo sus mandatos.
59Intentaron, entonces, apedrearlo; pero Jesús se escondió y salió del Templo.
Who We AreWhat We EelieveWhat We Do
2025 by iamachristian.org,Inc All rights reserved.