EL APOCALIPSIS DE JUAN 6 - Segun el Texto Bizantino 2005

Los siete sellos

1Y vi que el Cordero abrió uno de los siete sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes como voz de trueno, diciendo: Ven y mira.

2Y he aquí, un caballo blanco, y el que estaba sentado sobre él tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer.

3Y cuando abrió el tercer sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven.

4Y salió otro caballo, rojo, y al que estaba sentado sobre él le fue dado poder para quitar la paz de la tierra, para que se mataran unos a otros; y le fue dada una gran espada.

5Y cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y he aquí, un caballo negro, y el que estaba sentado sobre él tenía una balanza en su mano.

6Y oí una voz en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Una medida de trigo por un denario, y tres medidas de cebada por un denario; y no dañes el aceite ni el vino.

7Y cuando abrió el cuarto sello, oí al cuarto ser viviente que decía: Ven y mira.

8Y he aquí, un caballo pálido; y el que estaba sentado sobre él tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía. Y le fue dado poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, y con hambre, y con mortandad, y por las bestias de la tierra.

9Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados por causa de la palabra de Dios, y a causa del testimonio del Cordero que ellos tenían.

10Y gritaron a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra?

11Y le fue dado a cada uno de ellos una túnica blanca, y les fue dicho que descansaran todavía un tiempo, hasta que se completaran sus consiervos y sus hermanos, y los que también habían de ser muertos como también ellos.

12Y miré cuando abrió el sexto sello, y hubo un gran terremoto, y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna toda se volvió como sangre.

13Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como una higuera arrojando sus higos tardíos cuando es sacudida por un fuerte viento.

14Y el cielo se apartó como un pergamino enrollado, y toda montaña e isla fueron removidas de sus lugares.

15Y los reyes de la tierra, y los magnates, y los comandantes, y los ricos, y los poderosos, y todo siervo y libre, se escondieron en las cuevas y entre las piedras de las montañas,

16y les decían a las montañas y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero;

17porque ha venido el gran día de su ira, ¿y quién podrá permanecer de pie?

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