MARCOS 3 - Segun el Texto Bizantino 2005

Jesús sana en sábado a un hombre con una mano seca

1Y entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano seca.

2Y le espiaban a ver si lo sanaba, siendo sábado, para acusarle.

3Y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio.

4Y les dijo: ¿Se permite hacer el bien en sábado, o hacer el mal; salvar un alma, o matar? Pero ellos callaban.

5Y mirándolos alrededor con enojo, profundamente entristecido por la dureza de corazón de ellos, dijo al hombre: Extiende tu mano. La extendió, pues, y su mano le fue restaurada sana como la otra.

6Y saliendo los fariseos de pronto, tomaron consejo con los herodianos contra él, a fin de destruirle.

Una gran multitud sigue a Jesús

7Entonces Jesús se retiró con sus discípulos al mar; y le siguió gran multitud de Galilea y de Judea,

8y de Jerusalén, y de Idumea, y del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y de Sidón, una gran multitud, que oyendo cuán grandes cosas hacía, vinieron a él.

9Y les dijo a sus discípulos que le tuvieran lista una barca a causa del gentío, para que no le apretaran.

10Porque a muchos sanó, tanto que se le venían encima, para tocarle, todos los que tenían enfermedades.

11Y los espíritus inmundos, cuando le veían, se postraban delante de él, y gritaban, diciendo: ¡Tú eres el Hijo de Dios!

12Y les exigió severamente que no le dieran a conocer.

Jesús elige a los doce

13Y subiendo al monte, llamó a los que él quiso; y vinieron a él.

14Y estableció a doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar,

15y que tuvieran poder para sanar enfermedades y para echar fuera demonios:

16a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro;

17y a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo; a quienes puso por sobrenombre Boanerges, que es, Hijos del trueno;

18y a Andrés, y a Felipe, y a Bartolomé, y a Mateo, y a Tomás, y a Jacobo hijo de Alfeo, y a Tadeo, y a Simón, natural de Caná,

19y a Judas Iscariote, el que también le entregó.

El pecado imperdonable

Y vinieron a casa.

20Y de nuevo se juntó tanta gente que no podían ni comer pan.

21Y al oírlo los suyos, salieron para prenderle; porque dijeron: Está fuera de sí.

22Y los escribas que habían venido de Jerusalén decían: Tiene a Beelzebú, y: Es por el príncipe de los demonios que echa fuera los demonios.

23Y llamándolos, les hablaba en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?

24Y si un reino está dividido contra sí mismo, no puede permanecer aquel reino.

25Y si una casa está dividida entre sí misma, no puede permanecer aquella casa.

26Y si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que tiene fin.

27Nadie puede saquear los bienes del hombre fuerte, entrando en su casa, si no ata al hombre fuerte primero, y entonces podrá saquear su casa.

28En verdad os digo que todos los pecados les serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias con que blasfemen;

29pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que está en peligro de condenación eterna.

30Porque decían: Tiene un espíritu inmundo.

La madre y los hermanos de Jesús

31Entonces vinieron sus hermanos y su madre; y estando afuera, enviaron a él, llamándole.

32Y estaba sentada una multitud alrededor de él; y le dijeron: He aquí, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.

33Y les contestó, diciendo: ¿Quién es mi madre, o mis hermanos?

34Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.

35Porque cualquiera que haga la voluntad de Dios, este es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.

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