JUAN 9 - Segun el Texto Bizantino 2005

Sanidad de un hombre ciego de nacimiento

1Y pasando, vio a un hombre ciego de nacimiento.

2Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, este, o sus padres, para que naciera ciego?

3Jesús respondió: No es que este pecó, ni sus padres; sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.

4Me es necesario hacer las obras del que me envió, mientras es de día; viene la noche, cuando nadie puede trabajar.

5Mientras estoy en el mundo, luz soy del mundo.

6Habiendo dicho estas cosas, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego,

7y le dijo: Ve, lávate en el estanque de Siloé—que significa, Enviado. Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.

8Entonces los vecinos y los que antes lo habían visto que era ciego, decían: ¿No es este el que se sentaba y mendigaba?

9Unos decían: Este es; pero otros: Se parece a él. Él decía: Yo soy.

10Entonces le dijeron: ¿Cómo fueron abiertos tus ojos?

11Él contestó y dijo: El hombre que se llama Jesús hizo lodo y me untó los ojos y me dijo: Ve al estanque de Siloé, y lávate. Y fui y me lavé, y recibí la vista.

12Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? Dijo: No sé.

Oposición de los líderes religiosos

13Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego.

14Y era sábado cuando Jesús hizo el lodo, y le abrió los ojos.

15Entonces le volvieron a preguntar también los fariseos cómo había recibido la vista. Y él les dijo: Puso lodo sobre mis ojos, y me lavé, y veo.

16Entonces decían algunos de los fariseos: Este hombre no es de Dios, pues no guarda el sábado. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer tales milagros? Y hubo división entre ellos.

17Le dijeron al ciego otra vez: ¿Qué dices tú de él, porque te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta.

18Los judíos, pues, no creían que había sido ciego y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista.

19Y les preguntaron, diciendo: Este, ¿es vuestro hijo a quien vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?

20Y les respondieron sus padres y dijeron: Sabemos que este es nuestro hijo, y que nació ciego;

21pero cómo ve ahora, no lo sabemos; o quién le abrió los ojos, nosotros no lo sabemos; edad tiene; preguntadle a él, él hablará por sí mismo.

22Estas cosas dijeron sus padres, porque temían a los judíos; porque ya los judíos habían acordado que si alguien le confesara como el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga.

23Por eso sus padres dijeron: Edad tiene, preguntadle a él.

24Llamaron entonces por segunda vez al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Dale gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador.

25Contestó, pues, él y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé: que habiendo sido ciego, ahora veo.

26Y le dijeron otra vez: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?

27Les respondió: Os dije ya, y no escuchasteis. ¿Por qué lo queréis oír otra vez? ¿Acaso queréis también vosotros haceros sus discípulos?

28Le insultaron y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros somos discípulos de Moisés.

29Nosotros sabemos que Dios le habló a Moisés; pero este, no sabemos de dónde sea.

30Contestó el hombre y les dijo: ¡Pues en esto hay algo asombroso, en que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos!

31Y sabemos que a los pecadores Dios no los oye, pero si alguien es temeroso de Dios y hace su voluntad, a ese le oye.

32Desde la eternidad jamás se oyó que alguien abriera los ojos a uno que había nacido ciego.

33Si este no fuera de Dios, no podría hacer nada.

34Contestaron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado; ¿y tú nos enseñas a nosotros? Y lo echaron fuera.

El que fue sanado cree en Jesús

35Oyó Jesús que lo habían echado fuera; y hallándolo, le dijo: ¿Tú crees en el Hijo de Dios?

36Respondió aquel y dijo: ¿Y quién es, Señor, para que crea en él?

37Y Jesús le dijo: Le has visto, y el que habla contigo, él es.

38Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró.

39Y dijo Jesús: Para juicio yo vine a este mundo, para que los que no ven, vean; y los que ven, sean cegados.

40Y algunos de los fariseos que estaban con él, al oír eso, le dijeron: ¿Acaso nosotros también somos ciegos?

41Les dijo Jesús: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero ahora porque decís: Vemos; por tanto vuestro pecado permanece.

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