San Juan 4 - Biblia Reina Valera 1909

1DE manera que como Jesús entendió que los Fariseos habían oído que Jesús hacía y

16Jesús le dice: Ve, llama á tu marido, y ven acá.

17Respondió la mujer, y dijo: No tengo marido. Dícele Jesús: Bien has dicho, No tengo marido;

18Porque cinco maridos has tenido: y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.

19Dícele la mujer: Señor, cp. 6.14.paréceme que tú eres profeta.

20Nuestros padres adoraron en Gn. 12.6,7 y 13.4 y 33.18,20. Dt. 11.29. Jos. 8.33.este monte, y vosotros decís que Dt. 12.5.en Jerusalem es el lugar donde es necesario adorar.

21Dícele Jesús: Mujer, créeme, que la hora viene, Mal. 1.11. 1 Ti. 2.8.cuando ni en este monte, ni en Jerusalem adoraréis al Padre.

22Vosotros adoráis 2 R. 17.28-34.lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos: Ro. 3.1,2 y 9.4,5.porque la salud viene de los Judíos.

23Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Fil. 3.3.espíritu Sal. 145.18.y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que adoren.

24Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

25Dícele la mujer: Sé que cp. 1.41.el Mesías ha de venir, el cual se dice el Cristo: cuando él viniere Dt. 18.18.nos declarará todas las cosas.

26Dícele Jesús: Yo soy, que hablo contigo.

1 El que siembra y el que siega.2 Curación del hijo de un noble.

27Y en esto vinieron sus discípulos, y maravilláronse de que hablaba con mujer; mas ninguno dijo: ¿Qué preguntas? ó, ¿Qué hablas con ella?

28Entonces la mujer dejó su cántaro, y fué á la ciudad, y dijo á aquellos hombres:

29Venid, ved un hombre vers. 17,18que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿si quizás es éste el Cristo?

30Entonces salieron de la ciudad, y vinieron á él.

31Entre tanto los discípulos le rogaban, diciendo: Rabbí, vers. 6,8come.

32Y él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.

33Entonces los discípulos decían el uno al otro: ¿Si le habrá traído alguien de comer?

34Díceles Jesús: cp. 5.30,36 y 6.38 y 17.4.Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.

35¿No decís vosotros: Aun hay cuatro meses hasta que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos, y mirad las regiones, Mt. 9.37. Lc. 10.2.porque ya están blancas para la siega.

36Y el que siega, recibe salario, y allega fruto para vida eterna; para que Mr. 4.14.el que siembra también goce, ver. 38y el que siega.

37Porque en esto es el dicho verdadero: Que uno es el que siembra, y otro es el que siega.

38Yo os he enviado á segar lo que vosotros no labrasteis: otros labraron, y Hch. 8.5-17,25.vosotros habéis entrado en sus labores.

39Y muchos de los Samaritanos de vers. 5,8aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio, diciendo: Que me dijo todo lo que he hecho.

40Viniendo pues los Samaritanos á él, rogáronle que se quedase allí: y se quedó allí dos días.

41Y creyeron muchos más por la palabra de él.

42Y decían á la mujer: Ya no creemos por tu dicho; porque 1 Jn. 4.14.nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.

43Y ver. 40dos días después, salió de allí, y fuése á Galilea.

44Porque el mismo Mt. 13.57.Jesús dió testimonio de que el profeta en su tierra no tiene honra.

45Y como vino á Galilea, los Galileos Lc. 9.53.le recibieron, cp. 2.23 y 3.2.vistas todas las cosas que había hecho en Jerusalem en el día de la fiesta: porque también ellos habían ido á la fiesta.

46Vino pues cp. 2.1.Jesús otra vez á Caná de Galilea, donde había hecho el vino del agua. Y había en Capernaum uno del rey, cuyo hijo estaba enfermo.

47Este, como oyó que Jesús venía de Judea á Galilea, fué á él, y rogábale que descendiese, y sanase á su hijo, porque se comenzaba á morir.

48Entonces Jesús le dijo: Mt. 12.38.Si no viereis señales y milagros no creeréis.

49El del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera.

50Dícele Jesús: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó á la palabra que Jesús le dijo, y se fué.

51Y cuando ya él descendía, los siervos le salieron á recibir, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive.

52Entonces él les preguntó á qué hora comenzó á estar mejor. Y dijéronle: Ayer á las siete le dejó la fiebre.

53El padre entonces entendió, que aquella hora era cuando Jesús le dijo: Tu hijo vive; y creyó él y toda su casa.

54 cp. 2.11. Esta segunda señal volvió Jesús á hacer, cuando vino de Judea á Galilea.

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