1Donde no había principio era la Palabra de vida, la Palabra de vida está con Dios y Dios es la Palabra de vida.
2La Palabra de vida siempre existió, antes del principio, y es Dios.
3Toda la creación a través de Jesucristo tuvo origen e identidad, y sin Cristo nada existiría, nada tendría identidad ni razón de ser.
4En Cristo estaba la vida plena, esta vida es la luz de la humanidad.
5La luz brilló en la oscuridad, y la oscuridad no recibió a la luz.
6Existió un hombre, enviado de parte de Dios, cuyo nombre era Juan.
7Juan el Bautista vino para testificar, su testimonio era sobre la luz que es Cristo, para que todos creyesen a través de este testimonio.
8Él no era la luz, sino que él vino para testificar acerca de ella.
9Cristo es la verdadera luz que ilumina a la humanidad y está viniendo al mundo.
10Cristo estaba en el mundo, el mundo tuvo origen e identidad por Él, pero el mundo no lo conoció íntimamente.
11Él vino por su creación, pero su pueblo no lo recibió.
12A todos los que lo recibieron, a quienes creen y tienen una fe por identidad en su nombre, les dio la autoridad de ser hijos de Dios;
13hijos que no nacieron por sangre, ni por voluntad de la carne, ni por voluntad de hombre, sino que nacieron por la voluntad Dios.
14Y la Palabra de vida se encarnó y plantó su tabernáculo en nosotros, y hemos contemplado su gloria, la gloria del Unigénito que procede del Padre, lleno de gracia y de verdad.
15Juan el Bautista ha testificado acerca de Cristo, y ha gritado diciendo “Él es de quien yo profeticé: Él viene después de mí, pero siempre fue primero que yo, porque existía antes que yo”.
16Porque todos nosotros recibimos la llenura de Dios de manera plena, que es gracia por gracia.
17A través de Moisés fue dada la ley, pero a través de Jesucristo fue dada la gracia y la verdad.
18A Dios nadie lo ha visto jamás; es a través de Jesucristo que Dios se nos dio a conocer.
Juan el Bautista da testimonio del Mesías19Este es el testimonio de Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron a sacerdotes y a levitas desde Jerusalén, con el propósito de interrogarlo, preguntándole:
– ¿Quién eres tú?
20Él respondió:
– Yo no soy el Mesías.
21Y le preguntaron nuevamente:
– Entonces, ¿quién eres? ¿acaso eres Elías?
– No soy Elías, respondió Juan.
También le preguntaron:
– ¿Acaso eres el profeta?
Y él respondió una vez más:
– No lo soy.
22Le volvieron a preguntar:
– ¿Quién eres en realidad?, necesitamos la respuesta para los que nos enviaron, ¿cómo te concibes a ti mismo?
23Respondió:
– Yo soy una voz que grita en el desierto: arrepiéntanse y vuelvan al camino del Señor; conforme dijo el profeta Isaías.
24Entonces los enviados del grupo de los fariseos
25también le interrogaron:
– Si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta, entonces, ¿por qué bautizas?
26Respondió Juan:
– Yo bautizo con agua; pero en medio de ustedes está alguien que aún no conocen;
27Él viene después de mí, y yo no soy digno ni de desatar la correa de su sandalia.
28Estas cosas sucedieron en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando.
Jesús, el Cordero de Dios29Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía hacia él y dijo: ¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!;
30a Él me refería cuando dije: después de mí viene un hombre que es más importante que yo, porque existía antes de mí.
31Yo no lo conocía, pero yo vine primero para preparar su camino, para que Él se revelara a Israel, y por esta razón yo empecé a bautizar con agua.
32Juan también agregó a su testimonio diciendo:
– He visto al Espíritu Santo descendiendo del cielo en forma de paloma, y permaneció en Él.
33Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo:
– Cuando tú veas que el Espíritu descienda y pose sobre Él, este es el que bautiza con el Espíritu Santo.
34Yo lo vi, lo viví y testifiqué que Él es el Hijo de Dios.
Los primeros discípulos de Jesús35Al día siguiente, Juan estaba con dos de sus discípulos;
36y viendo a Jesús caminando, dijo: ¡He aquí el Cordero de Dios!
37Y los dos discípulos de Juan escucharon lo que se hablaba de Jesús y le siguieron.
38Dándose la vuelta Jesús y viendo que lo seguían, les dijo:
– ¿Qué buscan ustedes?
Entonces los dos discípulos le respondieron:
– Rabí (que traducido significa maestro), ¿dónde vives?
39Jesús les dijo:
– Vengan y verán.
Entonces ellos vinieron y vieron donde vivía Jesús, y permanecieron con Él todo el día; eran las cuatro de la tarde.
40Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que seguía a Juan y ahora seguía a Jesús.
41Andrés encontró a su hermano Simón Pedro y le dijo:
– Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo).
42Andrés llevó a Simón ante Jesús, y mirándolo, Jesús le dijo:
– Tú eres Simón el hijo de Juan, ahora tú te llamarás Cefas (que traducido es Pedro).
Jesús llama a Felipe y a Natanael43Al día siguiente, Jesús quiso salir hacia Galilea, encontró a Felipe y le dijo:
– Sígueme.
44Felipe era de Betsaida, de la misma ciudad de Andrés y Pedro.
45Felipe encuentra a Natanael y le dice:
– Hemos hallado de quien Moisés y los profetas escribieron, a Jesús hijo de José, originario de Nazaret.
46Y le dijo Natanael:
– ¿De Nazaret puede salir algo bueno?
Felipe contesta:
– Ven y observa.
47Cuando Jesús vio que Natanael venía, le dijo:
– ¡He aquí un verdadero israelita, en quien no existe el engaño!
48Entonces Natanael le dijo a Jesús:
– ¿De dónde me conoces?
Respondió Jesús:
– Antes que Felipe te llamara, te vi debajo de la higuera.
49Natanael le respondió:
– Rabí, tú eres el Hijo de Dios, eres el Rey de Israel.
50Jesús le contestó:
– ¿Solo porque te dije que te vi debajo de la higuera, crees? Mayores cosas que estas verás.
51Jesús continuó diciendo:
– De cierto, de cierto les digo que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre.
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