1Así, queridos hermanos y hermanas en Cristo, Dios nos hizo estas promesas, y debemos vivirlas; por eso, para que Dios nos acepte, purifiquémonos alejándonos de cualquier cosa que contamine nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perfeccionándonos en santidad y respetando a Dios.
La felicidad de Pablo por el arrepentimiento de los corintios2Déjennos entrar en su corazón. No le hemos hecho ningún mal a nadie, no hemos arruinado la vida de nadie y tampoco hemos defraudado a nadie.
3No digo esto para condenarlos, como ya les he dicho anteriormente, tienen un lugar tan amplio en nuestro corazón, que nada podría separarnos, ni en la vida ni en la muerte.
4Les tengo mucha confianza, estoy muy orgulloso de ustedes, y estoy animado y muy feliz a pesar de todo lo que sufrimos.
5Cuando llegamos a Macedonia, no tuvimos ningún descanso, tuvimos sufrimientos por todas partes: conflictos por fuera, temores por dentro.
6Pero Dios, que consuela a los que están desanimados, nos consoló con la llegada de Tito;
7y no solo con su llegada, también fuimos confortados con el consuelo que ustedes mismos le dieron a Tito. Él nos contó que ustedes querían vernos y que están muy arrepentidos por lo que hicieron, también me dijo que ustedes se preocupan mucho por mí, y eso me dejó todavía más feliz.
8Aunque les haya causado tristeza con mi carta, no me arrepiento de haberla escrito y aunque sí me pesó por un tiempo saber que les había entristecido, ahora me doy cuenta de que esa tristeza fue pasajera.
9Ahora me siento muy feliz, no por haberles causado tristeza, sino porque esa tristeza los hizo cambiar y arrepentirse; ustedes recibieron esa tristeza tal como Dios quería, sin sufrir ningún daño por causa nuestra.
10La tristeza bien asimilada es la que produce un cambio de corazón y de vida, un arrepentimiento que lleva a la salvación y por ello no hay que lamentarse, hay que construir resiliencia; en cambio, la tristeza mal asimilada, se convierte en remordimientos que lleva a la muerte.
11Miren, la tristeza que ustedes vivieron fue transformadora y produjo notables cambios, también vivieron sentimientos encontrados: reaccionaron con mecanismos de defensa, indignación, temor, recuerdos de afectos, reivindicación; esta tristeza los hizo más reverentes, más humanos y todo esto los llevó a una restauración interna, y los condujo a una pureza de vida.
12Cuando les escribí, no fue por causa del ofensor ni del ofendido, sino que mi motivación fue que ustedes fueran más dignos delante de Dios y se dieran cuenta del profundo amor que tienen por nosotros.
13Todo esto nos anima. Además, estamos muy felices de ver lo contento que estaba Tito debido a que todos ustedes fortalecieron su espíritu.
14Ya le había dicho a Tito que yo estaba muy orgulloso de ustedes. ¡Y no me hicieron quedar mal! Al contrario, todo lo que le dijimos a Tito fue verdad, como también, todo lo que les dijimos es verdad.
15Y Tito les tiene mucho cariño, al recordar que todos ustedes fueron obedientes y lo recibieron con temor y temblor.
16Me siento feliz de poder confiar totalmente en ustedes.
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