1Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada:
2Apacentad la grey de Dios
6Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;Mt. 23.12; Lc. 14.11; 18.14.
7echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
8Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;
9al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.
10Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
11A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
Salutaciones finales12Por conducto de Silvano,Hch. 15.22,40. a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente, amonestándoos, y testificando que esta es la verdadera gracia de Dios, en la cual estáis.
13La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y MarcosHch. 12.12,25; 13.13; 15.37-39; Col. 4.10; Flm. 24. mi hijo, os saludan.
14Saludaos unos a otros con ósculo de amor. Paz sea con todos vosotros los que estáis en Jesucristo. Amén.
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