1Aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, se alejó de Galilea, y fue a las regiones de Judea al otro lado del Jordán.
2Y le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí.
3Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?
4Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo,
10Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.
11Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado.
12Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.
Jesús bendice a los niños(Mr. 10.13-16; Lc. 18.15-17)13Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron.
14Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.
15Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí.
El joven rico(Mr. 10.17-31; Lc. 18.18-30)16Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?
17Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
18Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás.
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