1Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos;
13¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?
14Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois.Mt. 5.10. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis,
15sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones,Is. 8.12-13. y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;
16teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.
17Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.
18Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
19en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,
20los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.Gn. 6.1—7.24.
21El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo,
22quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.
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