1Sucedió un día, que enseñando Jesús al pueblo en el templo, y anunciando el evangelio, llegaron los principales sacerdotes y los escribas, con los ancianos,
2y le hablaron diciendo: Dinos: ¿con qué autoridad haces estas cosas?, ¿o quién es el que te ha dado esta autoridad?
3Respondiendo Jesús, les dijo: Os haré yo también una pregunta; respondedme:
4El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?
5Entonces ellos discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
6Y si decimos, de los hombres, todo el pueblo nos apedreará; porque están persuadidos de que Juan era profeta.
7Y respondieron que no sabían de dónde fuese.
8Entonces Jesús les dijo: Yo tampoco os diré con qué autoridad hago estas cosas.
Los labradores malvados(Mt. 21.33-44; Mr. 12.1-11)9Comenzó luego a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña,
18Todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
La cuestión del tributo(Mt. 21.45-46; 22.15-22; Mr. 12.12-17)19Procuraban los principales sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque comprendieron que contra ellos había dicho esta parábola; pero temieron al pueblo.
20Y acechándole enviaron espías que se simulasen justos, a fin de sorprenderle en alguna palabra, para entregarle al poder y autoridad del gobernador.
21Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad.
22¿Nos es lícito dar tributo a César, o no?
23Mas él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis?
24Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César.
25Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
26Y no pudieron sorprenderle en palabra alguna delante del pueblo, sino que maravillados de su respuesta, callaron.
La pregunta sobre la resurrección(Mt. 22.23-33; Mr. 12.18-27)27Llegando entonces algunos de los saduceos, los cuales niegan haber resurrección,
44David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo?
Jesús acusa a los escribas(Mt. 23.1-36; Mr. 12.38-40; Lc. 11.37-54)45Y oyéndole todo el pueblo, dijo a sus discípulos:
46Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas;
47que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; estos recibirán mayor condenación.
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