Miqueas 7 - Reina Valera 1995

Corrupción moral de Israel

1«¡Ay de mí! porque estoy

como cuando han recogido los frutos del verano,

como cuando han rebuscado después de la vendimia

y no queda racimo para comer,

ni uno de esos frutos que tanto desea mi alma.

2Faltó el misericordioso de la tierra;

no queda entre los hombres ningún justo.

Todos acechan en busca de sangre;

cada cual tiende una red a su hermano.

3Para completar la maldad con sus manos,

el príncipe demanda

y el juez juzga por recompensa;

el poderoso habla según el capricho de su alma,

y ellos lo confirman.

4El mejor de ellos es como el espino,

el más recto, como zarzal.

El día de tu castigo viene,

el que anunciaron tus atalayas;

ahora será su confusión.

5No creáis en amigo

ni confiéis en príncipe;

de la que duerme a tu lado cuídate,

no abras tu boca.

6Porque el hijo deshonra al padre,

la hija se levanta contra la madre,

la nuera contra su suegra,

y los enemigos del hombre son los de su casa.

7Mas yo volveré mis ojos a Jehová,

esperaré al Dios de mi salvación;

el Dios mío me oirá.

Jehová trae luz y libertad

8»Tú, enemiga mía, no te alegres de mí,

porque aunque caí, me levantaré;

aunque more en tinieblas,

Jehová será mi luz.

9La ira de Jehová soportaré,

porque pequé contra él,

hasta que juzgue mi causa

y me haga justicia.

Él me sacará a la luz

y yo veré su justicia.

10Lo verá mi enemiga

y se cubrirá de vergüenza,

la que me decía:

“¿Dónde está Jehová, tu Dios?”

Mis ojos se recrearán al verla,

cuando sea pisoteada

como el lodo en las calles.

11»Viene el día en que se edificarán tus muros;

aquel día se extenderán los límites.

12En ese día vendrán hasta ti

desde Asiria y las ciudades fortificadas,

y desde las ciudades fortificadas hasta el Río,

de mar a mar y de monte a monte.

13La tierra será asolada

a causa de sus moradores,

por el fruto de sus obras.

Compasión de Jehová por Israel

14»Apacienta a tu pueblo con tu cayado,

al rebaño de tu heredad

que mora solo en la montaña,

en campo fértil;

que sean apacentados en Basán y Galaad,

como en el tiempo pasado.

15Como en los días en que saliste de Egipto,

yo les mostraré maravillas.

16Las naciones lo verán y se avergonzarán

de todo su poderío;

se pondrán la mano sobre la boca

y ensordecerán sus oídos.

17Lamerán el polvo como la culebra,

como las serpientes de la tierra;

temblarán en sus encierros,

se volverán amedrentados

ante Jehová, nuestro Dios,

y temerán ante ti.

18»¿Qué Dios hay como tú,

que perdona la maldad

y olvida el pecado

del remanente de su heredad?

No retuvo para siempre su enojo,

porque se deleita en la misericordia.

19Él volverá a tener misericordia de nosotros;

sepultará nuestras iniquidades

y echará a lo profundo del mar

todos nuestros pecados.

20Mantendrás tu fidelidad a Jacob,

y a Abraham tu misericordia,

tal como lo juraste a nuestros padres

desde tiempos antiguos.»

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