Cantares 3 - Reina Valera 1995

La esposa sale en busca del esposo

1Por las noches busqué en mi lecho

al amado de mi alma;

lo busqué, mas no lo hallé.

2Pensé entonces:

«Me levantaré, recorreré la ciudad,

y por calles y plazas

buscaré al amado de mi alma.»

Lo busqué, mas no lo hallé.

3Me hallaron los guardias que rondan la ciudad,

y les pregunté: «¿Habéis visto al amado de mi alma?»

4Apenas me aparté de ellos un poco,

hallé al amado de mi alma;

me así a él, y no lo dejé

hasta llevarlo a casa de mi madre,

a la habitación de quien me dio a luz.

El esposo

5¡Yo os conjuro, hijas de Jerusalén,

por las gacelas y las ciervas del campo,

que no despertéis a mi amor!

¡Dejadla dormir mientras quiera!

El cortejo de bodasCoro

6¿Qué es eso que sube del desierto

cual columna de humo,

perfumado de mirra e incienso,

y de todo polvo aromático?

7¡Ved, es la litera de Salomón!

Sesenta valientes la rodean,

de entre los fuertes de Israel.

8Todos ciñen espada y son diestros en la guerra;

cada uno lleva su espada al cinto,

por los peligros de la noche.

9El rey Salomón se hizo una carroza

de madera del Líbano,

10con columnas de plata,

respaldo de oro

y asiento de grana;

su interior, recamado de amor

por las hijas de Jerusalén.

11¡Hijas de Sión, salid! Ved al rey Salomón

con la corona que le ciñó su madre

el día de su boda,

el día del gozo de su corazón.

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