Salmos 16 - Reina Valera 1995

SALMO 16Una herencia escogida Mictam de David

1Guárdame, Dios,

porque en ti he confiado.

2Alma mía, dijiste a Jehová:

«Tú eres mi Señor;

no hay para mí bien fuera de ti.»

3Para los santos que están en la tierra

y para los íntegros es toda mi complacencia.

4Se multiplicarán los dolores de aquellos

que sirven diligentes a otro dios.

No ofreceré yo sus libaciones de sangre

ni en mis labios tomaré sus nombres.

5Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa;

tú aseguras mi suerte.

6Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos

y es hermosa la heredad que me ha tocado.

7Bendeciré a Jehová que me aconseja;

aun en las noches me enseña mi conciencia.

8A Jehová he puesto siempre delante de mí;

porque está a mi diestra, no seré conmovido.

9Se alegró por tanto mi corazón y se gozó mi alma;

mi carne también descansará confiadamente,

10porque no dejarás mi alma en el seol,

ni permitirás que tu santo vea corrupción.

11Me mostrarás la senda de la vida;

en tu presencia hay plenitud de gozo,

delicias a tu diestra para siempre.

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