1A ti acudo en busca de protección, oh Señor mi Dios.
¡Sálvame de los que me persiguen! ¡Rescátame!
2Si no lo haces, me atacarán como leones,
me despedazarán y no habrá quien que me rescate.
3Oh Señor mi Dios, si he hecho mal
o soy culpable de injusticia,
4si he traicionado a un amigo
o he saqueado a mi adversario sin razón,
5entonces que mis enemigos me capturen.
Deja que me pisoteen
y arrastren mi honor por el suelo. Interludio
6¡Levántate, oh Señor, con enojo!
¡Hazle frente a la furia de mis enemigos!
¡Despierta, Dios mío, y trae justicia!
7Reúne a las naciones delante de ti;
gobiérnalas desde lo alto.
8El Señor juzga a las naciones.
Declárame justo, oh Señor,
¡porque soy inocente, oh Altísimo!
9Acaba con la maldad de los perversos,
y defiende al justo.
Pues tú miras lo profundo de la mente y del corazón,
oh Dios justo.
10Dios es mi escudo,
quien salva a los de corazón recto y sincero.
11Dios es un juez honrado;
todos los días se enoja con los malvados.
12Si una persona no se arrepiente,
Dios afilará su espada,
tensará su arco y le pondrá la cuerda.
13Preparará sus armas mortales
y disparará sus flechas encendidas.
14Los malvados conciben el mal;
están preñados de dificultades
y dan a luz mentiras.
15Cavan una fosa profunda para atrapar a otros,
luego caen en su propia trampa.
16Los problemas que provocan a otros se vuelven en su contra;
la violencia que maquinan les cae sobre su propia cabeza.
17Daré gracias al Señor porque él es justo;
cantaré alabanzas al nombre del Señor Altísimo.
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