1Dice el necio en su corazón:
«No hay Dios».
Están corrompidos, sus obras son detestables;
¡no hay uno solo que haga lo bueno!
2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales,
para ver si hay alguien
que sea sensato y busque a Dios.
3Pero todos se han descarriado;
a una se han corrompido.
No hay nadie que haga lo bueno;
¡no hay uno solo!
4¿Acaso no tienen entendimiento todos esos malhechores,
esos que devoran a mi pueblo como si fuera pan?
¡Jamás invocan al Señor!
5Allí los tienen, sobrecogidos de miedo,
pues Dios habita entre los justos.
6Ustedes frustran los planes de los pobres,
pero el Señor los protege.
7¡Oh, si de Sión saliera la salvación de Israel!
Cuando el Señor restaure a su pueblo,
¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!
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