1¡Sálvame, Señor mi Dios, porque en ti busco refugio!
¡Líbrame de todos mis perseguidores!
2De lo contrario, me devorarán como leones;
me despedazarán y no habrá quien me libre.
3 Señor mi Dios, ¿qué es lo que he hecho?
¿Qué maldad hay en mis manos?
4Si he perjudicado al que estaba en paz conmigo,
si he despojado sin razón al que me oprime,
5entonces que mi enemigo me persiga y me alcance;
que me haga morder el polvo
y arrastre mi honra por el suelo. Selah
6¡Levántate, Señor, en tu ira!
¡Enfréntate al furor de mis enemigos!
¡Despierta e imparte justicia!
7Que los pueblos se junten a tu alrededor;
reina sobre ellos desde lo alto.
8¡El Señor juzgará a los pueblos!
Júzgame, Señor, conforme a mi justicia;
págame conforme a mi integridad.
9Dios justo que examinas la mente y el corazón,
acaba con la maldad de los malvados
y mantén firme al que es justo.
10Mi escudo está en Dios
que salva a los de corazón sincero.
11Dios es un juez justo,
un Dios que cada día manifiesta su enojo.
12Si el malvado no se arrepiente,
Dios afilará la espada
y tensará el arco;
13ya ha preparado sus mortíferas armas;
ya tiene listas sus llameantes saetas.
14Miren al preñado de maldad:
concibió iniquidad y parirá mentira.
15Cavó una fosa y la ahondó,
y en esa misma fosa caerá.
16Su iniquidad se volverá contra él;
su violencia recaerá sobre su cabeza.
17¡Alabaré al Señor por su justicia!
¡Al nombre del Señor Altísimo cantaré salmos!
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